La misma noche en la que los dueños y los jugadores ratificaron con sendas votaciones el acuerdo para la firma del nuevo convenio colectivo, la NBA negó el traspaso acordado por Los Ángeles Lakers con los Hornets de Nueva Orleans para conseguir al base Chris Paul a cambio del ala-pívot español Pau Gasol y de Lamar Odom.
Después de convertirse en la gran noticia del día, el pacto generó una protesta masiva de la mayoría de los dueños de los equipos que pidieron al comisionado de la competición, David Stern, intervenir ante lo que consideraban un abuso de poder por parte de la franquicia californiana.
Y más cuando los Hornets es un equipo que pertenece a la NBA, propiedad de todos los dueños, tras comprarlo en diciembre del 2010 a George Shinn para que el equipo no salga de Nueva Orleans.
Aunque el portavoz de la NBA, Mike Bass, negó que los propietarios fuesen los que hubiesen «bloqueado» el acuerdo, si admitió que la anulación del mismo se dio por razones de «baloncesto».
Sin embargo, el gran dilema es que el nuevo convenio ya ha quedado en evidencia al no garantizar la llamada igualdad de competitividad que reclamó Stern a la hora de defender el nuevo modelo económico que quiere conseguir la liga estadounidense.
Chris Paul, que no quiere seguir en Nueva Orleans, será agente libre cuando concluya esta temporada y, si no es traspasado, los Hornets no recibirán nada a cambio y perderán a su gran estrella.
La cancelación de su traspaso a los Lakers también pone final a las negociaciones que los Hornets establecieron con los Rockets de Houston para conseguir los servicios de Gasol a cambio de darles al argentino Luis Scola, el escolta Kevin Martin, el base esloveno Goran Dragic y la primera selección de los Rockets para el ‘draft’ de 2012.
Paul, de 26 años, que la pasada campaña promedió 15,8 puntos y 9,8 rebotes por encuentro, ya confirmó que no va a firmar una extensión de su contrato antes de que de comienzo la nueva y reducida temporada 2011-12, el próximo día de Navidad.
En las horas previas a que la NBA anulase el acuerdo entre ambas franquicias, el presidente de Nueva Orleans, Hugh Weber, indicó que se habían preparado durante meses para alcanzar el punto donde estaban y que no era otro que hacer el cambio. «No hay ningún tipo de sorpresa. Simplemente hemos trabajado para que la comunidad pueda tener un equipo ganador y con futuro», manifestó.
Nuevo modelo económico
El nuevo fiasco pone de manifiesto que el verdadero objetivo del convenio colectivo no es otro que cambiar el caótico y deficitario modelo económico en el que se encontraba el deporte del baloncesto en Estados Unidos desde la década de los años 80.
La culminación de la hipoteca en la que se encuentra la NBA se dio con la firma del pasado convenio, donde los dueños concedieron a los jugadores nada menos que el 57 por ciento de los ingresos para concluir que 22 de los 30 equipos hayan sufrido perdidas multimillonarias.
El nuevo pacto, ratificado por los dueños y los jugadores, garantizará a los equipos el no volver a tener perdidas millonarias. A pesar de todo, ha dejado en evidencia que el mismo pueda ofrecer a las franquicias con menor poder financiero como los Hornets la misma igualdad ante los más poderosos a la hora de retener a los jugadores estrellas que no quieren quedarse con ellos.
El caso de Chris Paul, que antes que los Lakers se interesasen en él tenía como prioridad irse a los Knicks, es la mayor evidencia de esa falta de igualdad entre los equipos de mercados pequeños con los de los grandes.
Ahora, el conjunto angelino también tiene como reto conseguir el fichaje del pívot Dwight Howard, que juega con Orlando Magic, pero que no quiere seguir con su actual equipo y que, al igual que Paul, podría convertirse en agente libre el próximo curso.
La entidad de Florida se encuentra en el mismo dilema, ya que quiere conseguir algún tipo de compensación con su traspaso o quedarse sin nada cuando concluya la temporada.
