Más de doscientas alcaldesas, aguederas y romeras vestidas a la antigua usanza de Segovia han cumplido con la tradición de acudir el segundo domingo de mayo al Santuario de la Virgen de la Fuencisla para depositar ante la imagen de la patrona (presente en un cuadro) flores y frutos de la tierra. Es la fiesta en la que escenifican el culto de “Las flores a María”, el homenaje a la madre y la devoción a la patrona. “Es una fiesta para la Fuencisla, para la Madre”, expresaban las participantes que para realzar los actos se engalanan con sus mejores trajes castellanos.
La idea de organizar esta romería partió hace diecisiete años de Magdalena Sanz, una vecina del barrio de San Lorenzo que se empeñó en reunir a una multitud de mujeres ataviadas con el traje típico segoviano para ir a alabar a la Virgen de la Fuencisla. Su propuesta se ha convertido en tradición entre los grupos de aguedas de las localidades segovianas que mantienen una fiel respuesta a la convocatoria. “Todos los años nos juntamos muchas y hoy (ayer) estamos reunidas cerca de 250 mujeres vestidas con el traje típico”, comentó satisfecha Cristina Olalla, una de las organizadoras.
Este año la lista de participantes incluye a grupos de Aldeanuela del Codonal, Bernuy de Porreros, Casla, Cantimpalos, Cuéllar, Nava de la Asunción, Santa María la Real de Nieva y Valsaín, así como de distintos barrios de la ciudad de Segovia.
Las mujeres, que en invierno participan en las fiestas de Santa Águeda, se encontraron ayer en la plaza del Azoguejo pasadas las doce de la mañana. Su presencia junto al monumento romano y al carrusel de Titirimundi acaparó las miradas curiosas y de admiración de los turistas que repasaron de arriba a bajo los detalles de los trajes segovianos.
Desde los arcos del Acueducto partió el desfile de peregrinas que en su camino por la Cuesta de Santa Lucía estuvieron bien acompañadas de la música de dulzaina y tamboril. Los concejales Paloma Maroto y Andrés Torquemada se integraron en la animada comitiva y participaron en la celebración eucarística que después tuvo lugar en el santuario.
En el templo las alcaldesas, distinguidas con monteras, mantillas y bastones de mando, ocuparon los primeros bancos, incluyendo los que rodean el altar. Con la iglesia completamente llena, comenzó la entrega de ramos de flores a la Virgen de la Fuencisla. También se ofrecieron bollos, dinero y productos de estas tierras.
Al concluir la misa, las mujeres compartieron un aperitivo y obsequiaron con bollos a las personas reunidas en la Alameda de la Fuencisla. Hubo quien se animó a bailar al son de la dulzaina y el tamboril, un acto que ayer constituía una heroicidad. Y es que las aguederas aguantaron estoicamente el calor provocado por las temperaturas ambientales y por los recios trajes de segoviana. En el encuentro se vieron verdaderas joyas de la indumentaria tradicional, incluido un traje del siglo XVIII y una buena lista de piezas del XIX. Cristina Olala, que llevaba prendas con 180 años de antiguedad y movía airosa un conjunto que pesaba más de 20 kilos, explicó que en esta romería se puede ver la diversidad de trajes que hay en la provincia, y comprobar los distintos colores y tejidos que se han usado en la indumentaria tradicional.
La fiesta terminó con una comida de hermandad en el Hotel Santana.
