Quienes pensaban que la intervención de la OTAN en el conflicto libio iba a poner en bandeja a los rebeldes una cómoda victoria, estaban muy equivocados. Y es que las fuerzas de Muamar el Gadafi están más potentes que nunca y ayer lo demostraron con varios bombardeos sobre la estratégica ciudad insurgente de Ajdabiya y diversos ataques aéreos en la carretera que une esta localidad con Brega, una ofensiva en la que mataron a al menos cinco combatientes opositores.
En Ajdabiya, considerada la puerta de entrada al bastión de los sublevados, Bengasi, el ataque fue inesperado. Allí, según los testigos, se escucharon fuertes explosiones en las cercanías del hospital y en otras zonas de la urbe, de la que las tropas del régimen se encontraban a unos 15 kilómetros. Los médicos conminaron a la gente a abandonar rápidamente el lugar, al tiempo que los pocos habitantes que aún quedaban en la localidad, cerca de un 25 por ciento de su población, comenzaron de forma apresurada a huir en dirección a Bengasi.
Poco después, el portavoz militar del bando opositor, Ahmad Bani, aseguró que los bombardeos que se habían producido por la mañana en la carretera que une Brega y Ajdabiya, escenario de intensos combates, habían sido efectuados por aviones de las tropas de Gadafi.
Según Bani, y pese a la zona de exclusión aérea vigente sobre Libia, las huestes del coronel han transportado pequeños aviones hasta el aeropuerto de Brega, con los que bombardearon posiciones rebeldes antes de que los detectase la OTAN.
Se trata de C-Marketti SF260 utilizados habitualmente en misiones de entrenamiento, pero que fueron cargados con explosivos y lanzados sobre los insurgentes, tras despegar y aterrizar rápidamente para no ser descubiertos.
Al menos cinco sublevados murieron en esa ofensiva, llevada a cabo en una zona situada a cerca de 40 kilómetros al este de Brega.
Algunos periodistas que trabajan en la zona atribuyeron en un primer momento el bombardeo a un error de los aliados, ya que son los únicos que pueden sobrevolar el espacio aéreo libio, tras la resolución de la ONU, que aprobó el establecimiento de una zona de exclusión en el país para ambos bandos en conflicto. Sin embargo, Bani afirmó que fueron en realidad aviones gadafistas.
Ajdabiya es un nudo principal de comunicaciones del este del país, ya que conecta por una carretera con Bengasi y por otra con Tobruk, por lo que su control permitiría de nuevo a los gadafistas intentar aislar el bastión rebelde de su conexión con el exterior a través de Egipto.
En la capital insurgente se palpaba ayer la tensión y la preocupación por el avance de las tropas del coronel y sus habitantes continuaban preguntándose qué ha cambiado en las operaciones aliadas desde que la OTAN tomó el mando el pasado 31 de marzo.
Los libios de la zona oriental del país critican que desde que la organización dirige las operaciones, en detrimento de EEUU y Francia, se han reducido considerablemente los ataques aéreos aliados, lo que ha permitido a los gadafistas avanzar hacia el este.
Posible secuestro
Por otro lado, el fotógrafo español Manuel Varela de Seijas Bravo, conocido profesionalmente como Manu Brabo, desplazado para cubrir la guerra en Libia, se encuentra desaparecido junto a otros tres periodistas desde el pasado lunes.
El cámara estaba alojado en un hotel de la ciudad de Bengasi, bastión de los rebeldes que luchan contra el régimen de Gadafi, y todas las informaciones apuntan a un posible secuestro de los leales al coronel.
