La historia del deporte nos dice que el futbol y el ciclismo femenino han sido los deportes mas castigados con el veto a su práctica. Han tenido que pasar 50 años de lucha, hasta que el futbol llegara a alcanzar dos metas que parecían imposible de conseguir, tener una Selección Nacional Femenina, y una Liga Profesional con 18 clubes en Primera División, cuatro grupos en Segunda con 34 equipos, y una estructura regional y provincial, rondando las 75.000 licencias.
En 10 años se ha pasado casi de la clandestinidad a la élite, y de viajar en autobús, comiendo de bocadillo, a viajar cómodamente. Poco se podía hacer con mentalidades como la de fundador del Movimiento Olímpico Moderno, el Barón Pierre de Coubertain que decía que “el sitio de las mujeres no estaba en el deporte”, o la del presidente de la RFEF, José Luis Pérez Paya, en el año 1971 con su “no tengo nada en contra, pero tampoco me agrada”.
Al futbol femenino le faltaban ‘referentes’, porque Conchita ‘Amancio’, considerada como la primera jugadora famosa, tuvo que marcharse a Italia donde vivió 25 años del fútbol, no contó en principio. Para ‘referente’, la americana Megan Repione, que consiguió el Balón de Oro en 2019, o Alexia Putellas, Balón de Oro en 2021, y todo el elenco de jugadoras de las selecciones españolas.
Por lo que respecta a Segovia, también tenemos nuestra ‘referente’ en Cristina Redondo, jugadora del Atlético de Madrid y de la Selección Española Sub-1. A los que hemos seguido su proyección no nos ha sorprendido su éxito, y lo que nos queda por ver de ella.
