Uno de los productos convertidos en estrella de las ventas a causa del confinamiento y la nueva normalidad, han sido las piscinas desmontables de uso particular. El miedo a los contagios ha hecho crecer la instalación de piscinas para jardines o patios de viviendas, ante el deseo de no ir a las públicas o por no disponer de ellas.
Ha sido tal la demanda de estos productos, que la mayoría de los almacenes de Segovia se han quedado sin material. E incluso los proveedores ya no les suministran porque se han agotado por completo.
Así lo señala el gerente del almacén Casper Saneamientos, Fermín Pérez: “Hace ya más de un mes que han dejado de suministrar porque no dan abasto”. “Por eso nosotros hemos quitado lo que teníamos de exposición, pues no podemos garantizar que nos vayan a suministrar a corto plazo”. “Y no es un problema nuestro, sino de los propios fabricantes, ya que no hay material para tanta demanda”.
Por el contrario, el responsable de esta empresa ubicada en el polígono El Cerro, asegura que el Coronavirus ha hundido las ventas de otros productos de su almacén, como son los elementos sanitarios. “La gente ha dejado de hacer reformas en las casas, de sustituir sanitarios o griferías… en esto sí se está notando mucho la crisis”. Han sido, sin embargo, las piscinas domésticas, las que están tirando de este pequeño nicho de mercado.
De acuerdo con la información facilitada por el sector, el precio medio de una piscina de obra en un domicilio particular varía entre los 12.000 y 15.000 euros, pero las hay también por menos de 3.000 euros. Las piscinas tubulares fabricadas en PVC varían desde los 100-200 euros hasta 2.000-2.500 euros, dependiendo del tamaño y el material de revestimiento. A ello hay que añadir el mantenimiento que requiere cualquier piscina elevada puesto que el agua debe mantenerse limpia y en perfecto estado durante toda la temporada. La mayoría de los fabricantes ofrecen garantías superiores a la legal de dos años, y en el caso de las piscinas de acero, de hasta cuatro años.
