En las grandes solemnidades de la ciudad, los gigantones y los cabezudos salen a la calle para animar a la fiesta a propios y extraños, siempre acompañados por la música de las dulzainas de la familia San Romualdo. Ayer, Frutos y Fuencisla, acompañados por sus traviesos duendes y diablillos de hermosa cabeza ocuparon las calles del centro histórico de la ciudad para poner el brillante colofón a los actos organizados por el Ayuntamiento de Segovia para conmemorar el 30 aniversario de la declaración del conjunto histórico de la capital por parte de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad., que tuvo lugar el 6 de diciembre de 1985. La presencia de gigantones y cabezudos sorprendió gratamente a los miles de turistas que ayer llenaban Segovia, que inmortalizaron en sus cámaras el alegre cortejo y se llevaron algún que otro susto con las escobas de los diablillos. La animación musical se vio complementada con una ‘Batucada’ que puso el ritmo a la jornada a lo largo de la mañana y casi hasta primeras horas de la tarde.
Pero las celebraciones fueron más allá de lo musical y lo folclórico. A primera hora de la mañana, un numeroso grupo de personas llevaron a cabo un hermoso paseo por la ciudad a través de la ruta ‘Segovia, itinerario sentimental’ inspirada en la descrita por el escritor Julián María Otero en el libro que da nombre a este recorrido. Como cicerone de lujo, el profesor y escritor Jesús Pastor fue desgranando ante los participantes los detalles históricos, literarios y patrimoniales de este peculiar recorrido.
