El británico Chris Froome (SKY) dio ayer el primer golpe en el Tour de Francia al imponerse de forma autoritaria en el primer contacto del pelotón con la alta montaña. El ciclista de origen keniata ganó sin oposición, se vistió por primera vez en su carrera con el maillot amarillo y dejó claro a sus máximos rivales que tendrán que sudar mucho si quieren tener alguna opción.
Froome se impuso en la primera etapa pirenaica de la edición número 100 de la ‘Grande Boucle’ con 51 segundos de ventaja sobre su compañero de equipo Richie Porte. Mientras, los españoles Alejandro Valverde y Alberto Contador sufrieron el alto ritmo del potente equipo británico delante de los ojos de muchos aficionados nacionales que presenciaron en directo la etapa y cedieron más de un minuto ante el ya gran favorito para la victoria final tras arrebatarle el maillot de líder al sudafricano Daryl Impey.
El murciano está tercero de la general a un minutos y 25 segundos de Froome tras la octava etapa, de 195 kilómetros entre Castres y la estación de esquí Ax 3 Domaines. Por su parte, el de Pinto, doble ganador del Tour, quedó octavo clasificado de la general a un minuto y 51 segundos del líder.
Por detrás de Contador en la general está Joaquím Rodríguez, que se quedó un kilómetro antes que sus compatriotas. ‘Purito’ está ahora a 2 minutos y 31 segundos de la cabeza de la clasificación, con lo que el catalán tendrá que atacar casi en cada puerto si quiere tener opciones, dado su déficit en las contrareloj. Del resto de los ciclistas nacionales, destacó el papel de Euskaltel, que colocó a Mikel Nieve y a Igor Antón sexto y décimo en la etapa respectivamente.
Froome, segundo en la pasada edición de la ronda ciclista más prestigiosa del mundo por detrás de su compatriota Bradley Wiggins, aprovechó el potencial de su equipo, que puso un ritmo infernal en la última subida de la jornada. «Mostramos un brillante trabajo de equipo, pero aún queda un largo camino hasta París. Quedan más de dos semanas y tengo una ventaja considerable», explicó el británico.
Además, lanzó una proclama contra el dopaje tras su victoria: «Es mi mensaje personal: el deporte cambió. Nuestros resultados son creíbles y estoy seguro de que en 10 o 20 años todavía tendrán validez».
El objetivo de Froome es llegar el 21 de julio a los Campos Elíseos de París vestido de amarillo, algo que ya no podrán lograr, salvo sorpresa mayúscula, dos corredores que fueron campeones de la ronda gala: el australiano Cadel Evans y el luxemburgués Andy Schleck.
