El Naturpellet Segovia va a vivir unos últimos partidos de la temporada sumido en la indefinición del que no tiene demasiados objetivos por los que pelear. Lograda la permanencia, (virtual, que no matemática), y con el play off por el título demasiado lejos, el conjunto de Diego Gacimartín quiere acabar la temporada regular dejando buenas sensaciones, sobre todo a una afición que en la tarde de ayer pobló más de la mitad de las gradas del Pedro Delgado para disfrutar de 30 buenos minutos de fútbol sala, de unos siguientes nueve de clarísimo dominio visitante… y de un último minuto del que varios jugadores no deberían sentirse especialmente orgullosos.
El Ribera de Navarra que entrena Pato es un conjunto que juega muy bien al fútbol sala, con un importante dominio del juego de cuatro, mucha intensidad (en ningún caso malos modos) en la presión, y la posibilidad de ser más vertical apostando por el juego con el pivote Pedro. Así no fue de extrañar que en los primeros minutos de juego el dominio y las primeras ocasiones fueran visitantes, pero Cidao estuvo muy en su sitio, abortando los intentos de los jugadores ribereños.
El Naturpellet, que apenas había logrado pasar del centro de la cancha en los primeros cuatro minutos, se encontró con un gol fruto de la presión de Sergio, sobre el que rebotó el balón en un pase en horizontal de un jugador navarro, para terminar entrando en la portería de un Gus que estaba fuera del marco apoyando la salida de la pelota.
UN GOL QUE CAMBIA EL SIGNO
El gol le sentó tan bien al equipo de casa, como fatal al de fuera, que durante varios minutos no vio la manera de poner en aprietos al Naturpellet, si bien obligando al conjunto segoviano a realizar un buen derroche físico, a base de contras. En una de ellas se produjo una falta al borde del área del Ribera de Navarra, que terminó con Javi Alonso lanzando sobre la barrera visitante y sorprendiendo a Gus, al que el esférico le pasó por debajo de las piernas.
El partido estaba de cara para el equipo de Diego Gacimartín, pese a que el control del partido no era segoviano. El Ribera siguió percutiendo con fe, aunque sin acierto, primero porque Cidao leía muy bien los lanzamientos navarros, y después porque los propios jugadores de Pato erraban cerca del marco segoviano.
A cinco minutos para el descanso, llegó el espontáneo recuerdo para Cecilio Rodríguez, el utillero del Inter Movistar que falleció sobre la cancha del Pedro Delgado durante el partido ante el conjunto madrileño. Las aficiones segoviana y navarra compartieron recuerdo para un miembro de la familia del fútbol sala que se marchó demasiado pronto.
El encuentro tenía color local, pero en los últimos segundos de la primera parte llegó la acción decisiva del partido, cuando Rubi recogió un balón en el centro de la cancha, y su lanzamiento lejanísimo, pero colocado, terminó besando las redes de la meta segoviana, con Cidao sin poder hacer nada porque no vio el lanzamiento hasta que no era demasiado tarde.
LA SEGUNDA, DE COLOR NAVARRO
Era evidente que el psicológico tanto iba a rearmar la moral del Ribera de Navarra, pero no se esperaba que le cayera tan mal al Naturpellet, que no tardó en dar muestras de cansancio, que se comenzó a notar en el rostro de algunos jugadores como Gava. En los primeros minutos de la reanudación tocaba apretar en defensa para frenar las primeras acometidas visitantes, pero en el segundo minuto llegó una extraordinaria jugada del conjunto de Pato, con una salida de balón impecable que terminó con una acción de superioridad que culminó Rubi. Golazo para empatar el partido.
Si el 2-1 le cayó mal al Naturpellet, la igualada fue un mazazo terrible para el conjunto segoviano, , que aún así tuvo alguna acción de mérito, como la que protagonizó Álvaro López, el mejor de los locales con su gran movilidad, que tras superar al cierre con una gran finta se plantó ante Gus en el mano a mano, enviando el balón al larguero. Poco después, Buitre remataba una acción a balón parado con un chut raso y ajustado al palo que se encontró con una gran respuesta del portero del Ribera. De haber marcado el 3-2, posiblemente el partido hubiera sido otro. Pero…
Pero la realidad fue que el Naturpellet, pese a las continuas rotaciones de Diego, se fue viniendo abajo en el apartado físico, lo que ante un conjunto tan intenso como el Ribera fue sinónimo de colocarse en clara inferioridad. Y esa inferioridad acabó pagándose con faltas, y éstas con lanzamientos desde el punto de doble penalti, en el que el conjunto ribereño cuenta con un especialista como Javi Mínguez, que en dos ocasiones demostró su calidad en los diez metros ante Alberto, que no pudo hacer nada por detenerlos. Antes del 2-5, Rubi había redondeado su gran tarde con una vaselina.
Así que, a siete minutos para el final el partido se le había puesto imposible al Naturpellet, físicamente en las últimas, sin posibilidad de hacer faltas, y ofensivamente con escasas ideas para superar la defensa navarra. Diego metió portero-jugador en la pista con Carlos Muñoz en el eje, pero el tramo final no fue más que un ejercicio de impotencia segoviana. Tanto fue así que, a un minuto para el final, Rubi acabó en el suelo, golpeado por Gava que debió ser expulsado por la acción de la que salió sangrando el capitán del Ribera, quien también contribuyó a enervar los ánimos de los aficionados locales en un final de partido que acabó con el segundo gol en la cuenta de Javi Alonso, que no hizo más que maquillar la derrota del Naturpellet, al que le faltó gasolina para hacer frente a un conjunto bien entrenado, y que peleó de firme hasta que logró cambiar su suerte.
