Mientras permanecen recluidos en la comisaría de Limoges, la Policía francesa comienza a destapar información sobre los dos etarras detenidos el domingo, Itziar Moreno y Oyer Gómez Mielgo. Quizás el dato más relevante es el que dio el coronel de la gendarmería de Lemosín, Michel Labbe, que aseguró que, cuando los terroristas utilizaron las armas contra los vehículos policiales, el pasado sábado, «claramente» hubo intención criminal «y los tiros eran para matar».
Labbe se refirió así al tiroteo que iniciaron los ahora arrestados tras saltarse un control policial en La Creuse, en el que resultó herido un agente galo. Además, la pareja llevaba encima material informático, según fuentes de la investigación.
Por lo que respecta al gendarme herido, hoy podría ser dado de alta del hospital de Limoges en el que fue ingresado y donde fue intervenido quirúrgicamente. «En cualquier caso, su vida no corre peligro», reiteraron los responsables de las fuerzas del orden.
Al otro lado de los Pirineos, las reacciones a esta nueva acción terrorista no se han hecho esperar. La más anhelada era la de Bildu, principalmente por conocer si la coalición se desvincularía de la violencia de ETA o no después de que el domingo calificase el ataque de «incidente».
Pese a la evidencia, la formación insistió en que el alto el fuego de la banda sigue en vigor, aunque admitió que el tiroteo «va en la dirección contraria» a los principios del Acuerdo de Gernika, que exigía una tregua a la organización.
La ex directora del diario Gara Mertxe Aizpurua, en representación de los independientes, criticó las reacciones surgidas tras el comunicado del grupo, al lamentar que «el rechazo de los demás sea suficiente» y el de la coalición «insuficiente».
Eso sí, pocas horas después, la izquierda abertzale condenó el tiroteo en un comunicado, en el que tachó el atentado de «incomprensible» e «inaceptable» y que, a su juicio, «no es compatible» con el alto el fuego de la organización.
Los radicales «rechazaron» el acto, «tanto por su gravedad como porque entorpece la nueva fase abierta en Euskal Herria», al tiempo que solicitaron a ETA que se ratifique en la tregua y ofrezca «las explicaciones pertinentes para que se esclarezcan los hechos».
Pero los partidos democráticos no terminan de creerse las palabras de un grupo que se retracta en horas. Por eso, todos ellos insisten en que se muestre una repulsa contundente a la violencia de ETA.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, advirtió a Bildu de que «no valen palabras a medias, no valen disculpas, ni justificaciones», sino que hay que ser «contundente en el rechazo» y los pasos tienen que ser «mucho más profundos». Zapatero se dirigió a quienes quieren participar en las elecciones, a quienes quieren ser respaldados desde las leyes, para que dejarles claro que «la democracia es exigente». «En ello está nuestra libertad y nuestra seguridad», agregó.
Por su parte, el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, afirmó que no esperaba una reacción «distinta» de Sortu y Bildu ante las detenciones de los presuntos etarras en Francia y quiso dejar claro que mientras que la organización terrorista no abandone la violencia, tampoco podrán hacer política quienes les apoyan. El popular recalcó que los pistoleros, «de lo que tienen que preocuparse», es «de anunciar que dejan las armas».
