La restauración del retablo mayor de la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción ha terminado. La obra ha sido realizada por la restauradora segoviana Virginia Muñoz Herrero, profesional con una amplia experiencia en trabajos similares en numerosos pueblos de la provincia.
El criterio seguido por la restauradora ha sido el de “respetar al máximo la obra”. Se ha limpiado y consolidado, procediendo a continuación a la reintegración de algunas zonas, para facilitar su lectura estética de la obra. Todos los materiales utilizados ha sido reversibles, siguiendo así el principio número 1 de los restauradores. Aunque todavía quedan varias zonas del retablo en las que la restauradora continúa trabajando, la reciente retirada de los andamios ha permitido a los feligreses contemplar la mejoría que ha sufrido su obra de arte.
La eliminación de las gruesas capas de suciedad y barnices deteriorados ha permitido ver, para sorpresa de la mayoría de los cantimpalenses, los colores reales de las pinturas murales, de las esculturas y los dorados. “El color que luce ahora el retablo es el mismo que aparecía cuando se realizó”, insiste Muñoz Herrero. “Bajo el gris apagado de la suciedad y el deterioro se encontraban los oros brillantes, los azules, rojos, y naranjas luminosos, esperando salir a la luz”, agrega. La artista dice sentirse “muy orgullosa” del resultado final, máxime cuando está recibiendo numerosas felicitaciones de los feligreses.
El retablo de Cantimpalos es gótico tardío. Se trata de un retablo de madera estucada y dorada, adaptado a la cabecera del templo. Es de planta mixtilínea, con una traza que destaca por su originalidad. Está compuesto por banco, cuerpo de tres calles y ático. En la hornacina central está la imagen titular, la Inmaculada Concepción, una talla barroca. En los laterales aparecen San Roque y San Antonio. En la cornisa superior se encuentran cuatro esculturas sentadas, representaciones alegóricas de las cuatro virtudes: fortaleza, prudencia, templanza y justicia. En el centro del ático hay dos hornacinas con los Santos Abdón y Senén.
Las obras, sufragadas por la parroquia, el Ayuntamiento y varios voluntarios, recibieron previamente el visto bueno de la Comisión Territorial de Patrimonio.