E l barrio segoviano de San Lorenzo regresa este fin de semana a la Edad Media con la celebración del I Mercado del Arrabal, una iniciativa de la asociación de vecinos de San Lorenzo que pretende aumentar las actividades de este popular barrio de la capital.
Alrededor de 80 artesanos instalados en la plaza de San Lorenzo y las calles Puente de San Lorenzo y Los Molinos, animan el ambiente y dan colorido a un barrio muy popular que conserva muy arraigada la idiosincrasia de “pueblo”. La plaza es el único punto del arrabal que conserva el aire medieval. Con casas bajas de ladrillo alrededor de la iglesia, se asemeja más a una plaza de un pueblo castellano que a un barrio de ciudad.
Ayer desde las once de la mañana, con la apertura de los puestos, las calles se llenaron de vecinos del barrio y del resto de la capital, que ven con muy buenos ojos esta iniciativa en estos tiempos de crisis. Toda la familia tiene hueco en esta feria. Mientras unos se entretienen en mirar los bonitos vestidos procedentes de Nepal y la India en uno de los puestos, o las múltiples y variadas joyas de cristal, cuero y plata que exhiben otros artesanos, los más pequeños pueden divertirse en el “Rincón Infantil” para jugar a las damas, al ajedrez, al minigolf o a los bolos, o medir sus fuerzas en carreras de sacos, tiro con arco y carreras de cinta a caballo. Y cuando el hambre aprieta, la feria ofrece numerosos puestos de embutido, dulces, bollería, empanadas, y hasta un stand de jamoneros, donde se pueden probar los exquisitos manjares que allí se exponen. Los artesanos proceden de todas las regiones españolas, particularmente de Cantabria, Galicia y Andalucía, además de países como Argentina.
El pregón abiró al mediodía la feria que se alargará hasta hoy y en la que se espera la asistencia de miles de personas, ya que el tiempo parece que acompañará durante todo el fin de semana. En el mercado también se realizan talleres demostrativos de oficios antiguos, de cuero, joyería artesanal, o cestería; además de que el público asiste también a un taller de música. Los más pequeños pueden divertirse en una pequeña granja de animales con ocho corralillos, con cabras, burros pequeños, ocas y patos.
La asociación de vecinos confía en la continuidad de esta actividad, que por unos días devuelve a este barrio al medievo.