Las terrazas de la plaza Mayor de Segovia estaban a rebosar de gente mientras disfrutaba con los amigos de una copa, despidiendo una dura primavera. Eran las seis y media de la tarde del día 16 de Junio pasado, día en el que se iban a hacer los nombramientos y entregas de títulos a los Académicos Honorarios de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce situada en una iglesia de finales del siglo XII, dentro del grupo de monumentos tardorrománicos tan frecuentes en la ciudad.
A las siete de la tarde todo el ambiente se disponía para la celebración de un banquete del espíritu, una fiesta de la Cultura con unos oficiantes elegidos en los altos estratos del conocimiento; unos protagonistas merecedores de los honores por su historial académico, sabiduría, creatividad artística, mecenazgo y en fin, la sala abarrotada de comensales dispuestos a degustar y disfrutar del alimento elaborado con las artes más nobles de nuestra inquietud.
Preside el ceremonial D. Rafael Cantalejo, como Director de la Academia; a su izquierda el vicedirector, D. Carlos Muñoz de Pablos y a la derecha, el secretario, D. Juan Luis García Hourcade, y con unas breves palabras del Director, se da entrada al aperitivo, que consiste en una proyección de fotografías realizadas por el académico honorario D. Mariano Gómez de Caso a lo largo de muchos años con un tema preciso: Segovia. Vimos momentos y lugares de la ciudad, la provincia y sus gentes y en mi retina han quedado guardadas dos imágenes: “La Mujer muerta” como tendida sobre un lecho de brumas blancas y la ternura de una señora a la puerta de su casa atizando el brasero.
Y sigue el ceremonial con la entrega de los diplomas a los nuevos Académicos Honorarios. Se invita a subir al estrado a D. Carlos Arnanz Ruiz: de este segoviano hay que destacar sus trabajos sobre la centenaria Sociedad Filarmónica de Segoviana, y más de una docena de obras, de las cuales, la primera fue “La Espera” en 1964.
Su opinión de este acto queda claramente reflejada en estas palabras que muy atentamente me ha dirigido:
“Querido Ismael: Indudablemente vivimos unos momentos inolvidables. Por mi parte considero mi nombramiento como un reconocimiento a lo hecho, lo que estoy haciendo y lo que pretendo hacer en el futuro que espero pueda durar algún tiempo.
Estos días suelo repetir que a nuestra edad lo importante es una buena salud y los elementos necesarios para llevar una vida digna. Lo demás son adornos prescindibles. Pero esto no ha sido un adorno. Ha sido un regalazo”.
Nuestro siguiente galardonado, Jesús Mazariegos Pajares, aunque nacido en Paredes de Nava (Palencia), el 9 de febrero de 1952, lleva viviendo en Segovia desde 1985.
Para agradecer el nombramiento, aportó unos folios que fueron leídos por otra persona y os quiero dar a conocer algunos párrafos:
“Hace unos años, mis días eran distintos unos de otros, pero últimamente son más o menos parecidos y cada vez reúnen más elementos negativos, un mundo se ha desarrollado al hablar, con la habilidad de las manos, con la elegancia en el andar, con el mantenimiento de la verticalidad y con muchas cosas más.
Hoy es para mí uno de esos días de los que yo llamo “días de gloria” porque los académicos de esta casa así lo habéis decidido; y yo lo agradezco sinceramente; decisión que me honra, que me hace sentir reconocido y que aumenta mi autoestima, cada vez más necesitada de días de gloria.”
Curiosamente rememoró un primer encuentro conmigo a principio de los 70 junto a Paco Ibáñez.
También tuvimos otro buen amigo común, Rafael Baixeras, sobre el que Mazariegos hizo su tesis doctoral; y yo guardo una obra de este pintor plasmada en un botijo dentro de mi colección de pintura, “La piel del agua”.
Ha compaginado su mundo de pintor con publicaciones, conferencias, cursos, seminarios etc…
Y cerró su intervención con estas palabras:
“Vivamos, pues, todos, estos pequeños momentos de gloria que, a veces la vida no concede y espantemos lo negativo y lo malo (lo que se pueda). Que todos y cada uno podamos gozar, al menos, de algunos días de gloria. Muchas gracias”.
Siguió la presencia de D. Francisco López Muñoz, que recogió su acreditación como Académico Correspondiente por no haber podido hacerlo en la sesión de inauguración de este curso 2017-2018.
De su amplísimo historial y dilatada vida cultural -actualmente es Director de la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad Camilo José Cela-, da fe la siguiente anécdota en este correo electrónico del 21 de Junio:
“Hola Ismael, disculpa el retraso en la respuesta, pues estoy de gira académica por Latinoamérica, donde esta tarde ingreso como Académico Correspondiente Extranjero de la Academia Nacional de Medicina del Paraguay y el próximo jueves en la Academia Nacional de Medicina de Colombia.
A mi vuelta, podemos charlar más detenidamente.
Un fuerte abrazo desde Asunción.”
A lo largo del curso, la Academia organiza un amplio programa de actividades con la ayuda y patrocinio de Empresas, Fundaciones y particulares. En esta línea D. José Antonio Sacristán Castillo, Director de la Fundación Lilly, recibía una réplica a escala, realizada en bronce por el académico José María Moro, del busto de D. Antonio Machado que esculpió Emiliano Barral. La Fundación Lilly patrocina cada año un ciclo de conferencias de Ciencia y Tecnología y otra actividad que bajo el nombre de “Aula Laguna”, promueve unas jornadas en recuerdo y homenaje al ilustre segoviano Andrés Laguna.
Y para terminar esta fiesta del conocimiento, me dispuse a mí recibir el título de Académico Honorario, y mi agradecimiento a la Academia fue con estas palabras:
“Para llegar hasta este claro del bosque de la sabiduría en el que hoy me habéis invitado a participar, he seguido paso a paso las voces que me llegaban a través de los laberintos de siglos pasados con sus hermosas cantigas, jarchas, eternos romances y villancicos acunados en vihuelas o instrumentos perdidos en la memoria. He calmado mi sed bebiendo de bruces en los manantiales naturales que brotan por los campos o en las fuentes de las plazas de los pueblos, rodeado de sus gentes siguiendo los ritmos de sus vidas y los ciclos de la naturaleza; he seguido la huella que han dejado los poetas en los bosques y paisajes misteriosos, en los jardines vestidos de primaveras, alcanzando cumbres de locura, desiertos de tristeza, campos verdes de esperanza, precipicios de suicidio y playas de luna llena donde se cantaba y danzaba en la fiesta del dios del amor.
Ya sé que a todos nos gustan las alabanzas ruidosas quizá porque las mendigamos en silencio. Y no hay mejor modo de curarse la vanidad que pronunciando la palabra luminosa de la ofrenda.
La que yo os entrego ahora: GRACIAS”.
Y ya, llegados a los postres, por sugerencia del Director, el Sr. Cantalejo, ofrecí tres degustaciones poético-musicales sobre textos de tres poetas: Antonio Machado, Gabriel Celaya y de mi querida amiga Gloria Fuertes.
En el jardín de la casa de Antonio Machado se sirvió un coctel variadísimo con personajes y amigos de la cultura.
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(*) Folklorista e Investigdor. Miembro del Consejo Asesor del IGH.
