Que el Rubius y sus colegas de profesión se vayan a Andorra me importa poco. Que Ferrovial se vaya a los Países Bajos, ya me da que pensar. Y que Facundo Campazzo tenga que buscar una alternativa mediana al Real Madrid por una cuestión fiscal ya me aclara muchas cosas.
Bueno, más que aclararlas, me las confirma, ya que como emprendedor que soy, conozco bastante bien las consecuencias del sistema fiscal español en las actividades económicas del país. Ignorando el caso Ferrovial porque estamos en la sección de deportes, es indudable que las entidades que participan en la industria deportiva de nuestro país encuentran una barrera a su capacidad competitiva económica y, por tanto, deportiva, en la carga fiscal que se les impone.
Que Campazzo no juegue en el Real Madrid es negativo para el propio jugador porque ha tenido que aceptar una propuesta deportivamente menos atractiva; también para el Real Madrid porque pierde capacidad competitiva al no poder contar con un jugador diferencial; y para el aficionado de aquí, porque no puede disfrutar de tan tremendo jugador.
En un sistema fiscal más racional y eficiente (que esa es otra), posiblemente mi Atleti podría fichar a jugadores que ahora le son inaccesibles y la Liga ya no sería cosa solo del Madrid y del Barça (que debería bajar a Tercera), sino de algunos más. Y ganaríamos todos.
No digo que la presión fiscal de España sea la única causa responsable de la pérdida de competitividad de nuestros equipos a nivel internacional, pero sí es un factor diferencial. Y entiendo y hasta comparto (a ver si así reaccionamos) que determinados deportistas decidan fijar su residencia fiscal fuera de España.
Cuando las cosas se hacen regular, como con Ferrovial, pasan estas cosas.
