España logró ayer meterse en su cuarta final de la Copa Davis de tenis en los últimos cinco años, gracias a su victoria por 3-1 ante Estados Unidos en Gijón.
David Ferrer, líder de la ‘Armada’ en ausencia del Rafa Nadal, conquistó el punto definitivo al derrotar a John Isner por 6-7, 6-3, 6-4 y 6-2 y conseguir el punto definitivo. En la final se verán las caras contra la República Checa, que se impuso a Argentina en Buenos Aires, en parte gracias a la lesión de Juan Martín del Potro.
La victoria en la pista del parque Hermanos Castro de Gijón fue una constatación más de que, con o sin Nadal, el combinado nacional es el bloque más poderoso del tenis en la actualidad. Su triunfo ante Estados Unidos es el tercero consecutivo sobre el equipo más laureado de la competición con 32 títulos. En casa, sobre su adorada arcilla, España parece sencillamente imbatible. Nadie lo ha conseguido desde hace 13 años.
La de ayer fue la victoria consecutiva número 24 como local. Sobre el polvo naranja, la cifra se eleva a 26. Desde que en 2000 levantara su primera Davis, con un equipo en el que estaba el ahora capitán, Alex Corretja, la ‘Armada’ ha conquistado cinco Ensaladeras y ha disputado seis finales.
«España es el punto máximo en la Copa Davis desde hace 15 años», admitió el capitán norteamericano, Jim Courier. «Sencillamente, el equipo español fue demasiado bueno», añadió Isner.
Las estadísticas personales no son menos aplastantes que las colectivas. Ferrer, que se ha erigido en líder ante la ausencia de Nadal, lleva 16 victorias seguidas sobre arcilla. Aún no sabe lo que es la derrota sobre esa superficie.
«Yo soy un jugador de equipo. No sé lo que me queda de carrera, pero me quería exprimir al máximo en la Davis. Esta es la competición donde más emociones he sentido», precisó.
A Gijón llegó el pasado lunes, después de jugar el fin de semana las semifinales del US Open en las pistas duras de Nueva York. Pero el número cinco del mundo es un seguro de vida. Sufrió ante Sam Querrey el pasado viernes y arrancó, como el cielo asturiano, algo nublado ante Isner.
El gigante de 2,06 metros llegó como la gran esperanza visitante. Ganó a Roger Federer en Suiza y a Jo-Wilfried Tsonga en Francia. Pero en semifinales se encontró con los ‘terrícolas’ españoles.
El pasado viernes exigió a Nicolás Almagro hasta un quinto set, y ayer parecía dispuesto a otro maratón ante Ferrer tras ganarle el primer parcial en 62 minutos.
Mientras estuvo fresco, el ‘cañonero’ se mantuvo en la pelea, pero las más de cuatro horas de partido ante Almagro empezaron a pesar. Y si la precisión del norteamericano con su servicio disminuye, se convierte en un jugador muy vulnerable.
Ayer se quedó en 16 aces (ocho de ellos en el primer set) y un 68 por ciento de puntos ganados con su primer servicio, menos que el menudo Ferrer, que le había superado en tres de los cuatro duelos anteriores, todos sobre pista dura.
Al tiempo que Isner bajaba, el motor del alicantino empezó a carburar y la contienda se inclinó definitivamente. Tras 2:59 horas de juego, un revés al pasillo terminó con el duelo y con la semifinal. No hizo falta el quinto duelo.
«Ha sido un año maravilloso y queremos ir a por más», advirtió el capitán, Álex Corretja: «Tanto que hemos remado, no queremos ahogarnos en la orilla».
