¿Quién no recuerda la imagen de Kathleen Turner, temible amazona a bordo de un todoterreno monstruoso, pasando por encima del coche clásico de Michael Douglas en “La guerra de los Rose”? La película dirigida por Danny de Vito a finales de los ochenta, a partir de la novela de Warren Adler, es una hilarante y a la vez descarnada narración de lo que sucede al romperse una relación: cuando el amor sale por la puerta, muchas veces la mala leche entra por la ventana y parejas que parecían felices, que fueron felices e, incluso, que se creían felices hasta el día anterior, se convierten en dos enemigos mortales.
Es el caso de Jonathan y Barbara. Después de 18 años de casados, con dos hijos ya mayores, han evolucionado en direcciones muy distintas; Jonathan solo piensa en su exitosa profesión de abogado, en su estatus social (Ferrari y obras de arte incluidos) y, si acaso, en su perro. Barbara, sin polluelos que cuidar ya, decide que ha llegado el momento de emprender una vida como mujer profesional; y que no tiene muchas ganas de hacerlo al lado de un marido al que, reconozcámoslo, ya no soporta.
Si Barbara y Jonathan hubiesen sido capaces de poner punto final a su matrimonio y a su convivencia de una manera civilizada, tipo película francesa, Warren Adler no habría perdido el tiempo contando su historia. Pero rompen de la peor manera posible: Barbara se empeña en que quiere la casa, porque ha sido ella quien la ha ‘creado’ durante 18 largos años; Jonathan decide que él también la quiere, porque la ‘creación’ en cuestión se ha llevado a efecto con su dinero y porque tampoco quiere darle ese gusto a la mujer que acaba de dejarle.
Atrincherados ambos dentro del domicilio conyugal (afortunadamente grande, no sé yo cómo habría terminado el experimento en un pisito de 50 metros), los antaño enamoradísimos cónyuges empiezan a hacerse todo tipo de perrerías con un único objetivo: echar al otro de la casa y lograr una victoria en una guerra en la que, realmente, nunca hay ganadores.
En estos tiempos de sensibilización creciente contra la violencia machista sobre las mujeres hay algunos momentos de la obra que pueden chirriar y llevar al espectador a pensar que se está trivializando un tema que, sin duda, es muy serio. Pero dejando a un lado la ultracorreción política, la obra de Adler deja una reflexión sobre las rupturas de pareja rebozada de un humor negro de ese que, cada poco, te congela la carcajada.
En las risas, muchas, tiene bastante que ver la elección de la pareja protagonista, un divertidísimo Carlos Sobera y una refrescante Mar Regueras, que además dejó constancia de una envidiable capacidad atlética: Kathleen Turner debería tomar nota de su versión de la llave con las piernas.
FICHA:
Espectáculo: La guerra de los Rose, basada en la novela de Warren Adler. Adaptación de Garbi Losada.
Intérpretes: Carlos Sobera, Mar Regueras, Koldo Losada, Xabi San Sebastián, Mahor Galilea.
Diseño de escenografía: Markos Tomas y Peio Villalba.
Diseño de iluminación: Xabier Lozano.
Música original: Joxan Goikoetxea.
Dirección: Garbi Losada.
Lugar: Teatro Juan Bravo.
Fecha: Sábado, 1 de octubre de 2011.
