Hace 104 años que nació Felisa de Frutos Peña. Es la persona más anciana del pueblo y esta semana, concretamente el martes 23 de marzo, ha celebrado su cumpleaños, acompañada de sus dos hijos y de sus vecinas de la plaza Guadiana.
Desde hace 74 años Felisa vive en Cabezuela, donde se estableció al contraer matrimonio con Jacinto, a quien conoció en una verbena en su pueblo natal, Valtiendas. Ella tenía 30 años y él 33 cuando se conocieron. El matrimonio tuvo dos hijos, Pedro y Felipa, que actualmente se ocupan de su cuidado diario, con la ayuda de otra persona contratada, ya que Felisa es totalmente dependiente.
Aunque ha perdido algo de capacidad auditiva y de visión, su cabeza funciona perfectamente. También necesita de silla de ruedas para desplazarse, algo que le facilitará la llegada de la primavera, tras un largo y duro invierno en la meseta castellana. Pero hasta hace poco tiempo incluso hacía ganchillo y jugaba a las cartas.
Sus hijos no recuerdan a Felisa enferma. Cuando cumplió los cien años logró reunir a casi toda la familia y el Ayuntamiento la rindió un homenaje. Estuvo acompañada de todos los parientes cercanos . Hoy cuenta con dos nietas y tres biznietos, que por culpa de la pandemia y las limitaciones de movimiento.
En estos dos últimos años en que ha celebrado su efeméride con confinamiento, no han podido ayudarla a soplar las velas de la tarta más que sus dos hijos. Pero también se han acercado a saludarla personalmente y con la distancia debida las vecinas del barrio, que cada 23 de marzo la obsequian con un ramo de flores.
Felisa es uno de los claros ejemplos de longevidad genética. Su madre falleció con 104 años, su hermana Benita también ha superado la centuria. Otra hermanastra murió con 101 cumplidos. Y su marido, falleció con 98 años.
De momento está preparada para seguir luchando muchos años. De hecho ha recibido la segunda vacuna contra el coronavirus el día antes de su cumpleaños. Y sin ningún efecto adverso.
