El suizo Roger Federer enderezó ayer su rumbo en la Copa de Maestros que se está disputando en el O2 de Londres hasta el próximo lunes, después de derrotar en dos mangas (6-4 y 6-3) al francés Richard Gasquet.
El exnúmero uno del mundo necesitaba el triunfo para no quedarse al borde de la eliminación en la cita que reúne a los ocho mejores el año y no falló ante un oponente que no estuvo demasiado fino y que prácticamente dijo adiós a su andadura.
A la raqueta de Basilea no le hizo falta exhibir un juego deslumbrante, pero siempre impuso su calidad y mayor pericia en momentos claves para deshacerse de un Gasquet que siempre fue a remolque en el partido y que no supo aprovechar las opciones que se le presentaron en todo momento.
Así, Federer rompió pronto y se puso en ventaja en el marcador ante un tenista de Beziers que, sin embargo, fue capaz de aprovechar uno de los tradicionales bajones del suizo cuando marcha por delante para igualar la contienda en el octavo juego (4-4).
Pero fue un espejismo. El francés no dio continuidad a este momento y el helvético no le perdonó, endosándole cuatro juegos consecutivos que le dieron el primer set (6-4) y le pusieron por delante en el segundo. En esta ocasión, el galo no sacó partido a las cuatro bolas de ‘break’ que le concedió Federer para retomar el equilibrio y el seis veces ‘maestro’ sentenció desde el resto.
A la conclusión del choque Federer se quejó de que la cantidad de controles antidopaje en el tenis está en retroceso. «Tengo la sensación de que no nos controlan lo suficiente. No me hicieron pruebas en Basilea ni tampoco en París. Aquí me hicieron uno tras el primer partido», apuntó.
«Sencillamente, siento que deberían hacerse más. Sé que el presupuesto puede ser pequeño a veces, todas esas cosas (…). Simplemente siento que antes me hacían más, creo que me hicieron 25 pruebas en 2003 y 2004. Desde entonces, la cantidad ha bajado claramente», destacó.
Las críticas de Federer llegan en un momento en que otras grandes figuras del tenis, como el serbio Novak Djokovic, aseguran no confiar en el sistema debido a la sanción de 18 meses al serbio Viktor Troicki, que finalmente fue rebajada a un año, por demorar un día un control de sangre. «Ya no confío más en ellos», alegó.
Nadal, al margen
El tercero en liza es el número uno del mundo, Rafa Nadal. Tres jugadores, tres posiciones: Federer respalda al sistema y pide profundizarlo, Djokovic quiere cambiarlo y el manacorí, que lo acepta tras años de criticarlo, asegura ahora estar cansado de «luchar» y querer «solo disfrutar» sus últimos años en las pistas.
La ATP siguió el consejo de la Corte Arbitral del Deporte (CAS) y modificó desde septiembre su reglamento para que un empleado del circuito encargado de los jugadores esté siempre a disposición de los tenistas a la hora de someterse a una prueba. Así, la posibilidad de ignorar el reglamento se reduce al mínimo.
Pero el debate en torno al doping no es lo único que separa a las grandes estrellas. La ATP anunciará en breve el nombre del nuevo director ejecutivo que sucederá al australiano Brad Drewett, que falleció a principios de este año debido a una esclerosis amiotrófica.
Djokovic pide alguien que «defienda a los jugadores», con el recuerdo presente de que, dos años atrás, Federer se impuso a Nadal en esa lucha política, ya que el español favorecía al holandés Richard Krajicek. Esta vez, el mallorquín ya adelantó que ya no tiene ganas de meterse en batallas de poder. ¿Será así?
