Alrededor de doscientas personas se congregaron el pasado día 6, sábado, en Los Toriles (Casla) para escuchar el XIX Encuentro de Dulzainas ‘La Colodra’, con el que se viene celebrando desde hace veinte años el aniversario de esta asociación, que cumple ya treinta y ocho años y cuenta con cuatrocientos siete socios.
El encuentro comenzó con unas palabras de su vicepresidenta, Ana Martín, agradeciendo al Ayuntamiento, así como a diversas empresas y particulares, su colaboración y felicitando a los socios por su treinta y ocho cumpleaños, presentando a continuación a los grupos invitados.
En esta ocasión los grupos participantes han sido ‘Los Zamarrones’, David Huerta y Javier Laguna, y Javier Casas y Pablo Alcoba acompañados de dos danzantes.
Los Zamarrones, de Arroyo de Cuéllar, son una agrupación musical formada por Pablo e Hipólito Zamarrón y sus parejas Pilar Gómez y Carmen Infante. Pablo, gran musicólogo e investigador, actualmente director de la Academia de San Quirce, lleva tocando con su hermano Hipólito desde los años ochenta. Su labor busca preservar y difundir la música tradicional castellana, campo en el que son unas autoridades.
El segundo grupo fue el formado por David Huerta y Javier Laguna de San Lorenzo del Escorial. David Huerta, con una importante formación musical, ha formado parte de numerosas orquestas y trabajado con grandes directores. Cuenta con una importante obra propia en la que explora nuevas posibilidades de la dulzaina. Lleva tocando con Javier Laguna quince años y forman la unión perfecta de lo que representa la pareja clásica de dulzaina y tamboril.
Javier Casas y Pablo Alcoba llegaron desde León acompañados de una pareja de danzantes. Si hubiese que definirles con una sola característica sería la de su mimo y respeto por la tradición que se manifiesta en su música, su baile y su indumentaria. Su repertorio está recogido directamente de los informantes de la zona y su obsesión es recoger, mantener y transmitir todo tipo de tradiciones.
Unos grandes intérpretes que hicieron un gran encuentro. La tarde del sábado fue una fiesta de música, amistad y orgullo compartido por todos los socios de La Colodra.