Muchos venezolanos con una larga experiencia política y social dicen que nunca habían visto una crisis a nivel internacional tan poco previsible, como la que estamos viviendo. Tan poco previsible quiere decir tan incierta, que genere tanta inseguridad. Lo que digo es que podemos salir adelante, hacerlo bien, cambiar nuestro modelo productivo, superar la pobreza del 80% de la población, ser creativos, quitarnos el peso de la deuda externa e interna, propiciar el perdón, la reconciliación nacional, rescatar el trato cordial y dicharachero hacia el hermano que permita reencontrarnos, y el retorno de aquellos que por la diáspora se fueron en búsqueda de otros horizontes.
En dos palabras sí podemos pacificar el país y tener éxitos en el futuro. No será tarea fácil, costará sacrificios, sudor y lágrimas. Pero la pregunta es si lo vamos a hacer responsablemente. Si se lo confiamos a las fuerzas políticas, no. La sociedad en su conjunto, no. Y tampoco los empresarios. Es necesario el empuje hacia delante de todos nosotros, como primera acción: “Todos a una Fuenteovejuna”.
Otra fecha gloriosa el 9 de febrero vuelve a estar en la palestra, como el glorioso día de rechazo nacional y mundial a Nicolás Maduro Moros y su camarilla por usurpar el cargo de presidente de la república y aupar una dictadura militar. Por esto debe ser masiva la asistencia a la convocatoria, que tiene una connotación especial: ha sido el propio pueblo quien se convoca a sí mismo, en torno al único Órgano de Poder Legitimo existente: la Asamblea Nacional Bolivariana presidida en éste nuevo período 2019 por el diputado Juan Guaidó Márquez. Seguidamente reforzar con el apoyo popular a lo que establece la Constitución Nacional Bolivariana en sus artículos 333, 350 y 233 para ratificar el nombramiento del diputado Juan Guaidó como presidente interino, hasta que se den las condiciones de convocar a elecciones libres por un CNE equilibrado e imparcial, con la estricta vigilancia de organismos internacionales competentes. Hacer toda la presión posible, incluyendo desde paros escalonados hasta el paro nacional indefinido con el apoyo de los dirigentes sindicales, si fuese necesario, para que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana acate constitucionalmente su función de institución garante de la democracia. Sustituir el TSJ por el ya nombrado y en funciones en la clandestinidad. Pedirle al nuevo gobierno que decrete la libertad de todos los presos políticos, la reconciliación más no la impunidad, la apertura y fluidez del canal humanitario, las medidas necesarias para un pronto rescate económico y financiero del país, que le permita a la banca apertura en los créditos a la empresa privada y a particulares.
El reconocimiento diplomático internacional al presidente Juan Guaidó una vez asumido sus funciones, liderado por los países del Grupo de Lima, respaldados por la OEA, UE, USA, Canadá, ha sido fundamentalmente logrado por el trabajo de muchos líderes de la oposición en el exilio, Instituciones, ONG, partidos políticos, el Frente Único Nacional y la invalorable actitud de Luis Almagro junto a los jerarcas de más de 50 países.
“Nadie se atreverá a contradecirlo, pero algún día tenía que salir toda la rabia, todo el rencor contenido, toda la indignación”.