El pasado viernes, los miembros del comité de asesores que se reunieron en el Ministerio de Justicia, como todas las semanas, no trataron el asunto de la fuga del etarra José Ignacio de Juana Chaos, a pesar de que la Justicia norirlandesa había informado el día anterior de que el desgraciadamente famoso pistolero no se había presentado en la comisaría de Grosvenor Road de Belfast desde hacía un mes, tampoco se encontraba en su domicilio ni había acudido a las dos cafeterías en las que trabajaba.
No se abordó el asunto en la reunión celebrada en Justicia porque todo lo relacionado con De Juana Chaos y su extradición es un asunto que lleva directamente Interior, por lo que tampoco se habló de De Juana en el consejo del Comité de Dirección que se celebra todos los lunes.
La Justicia española ha cumplido su trabajo: pedir la extradición de De Juana a la Justicia norirlandesa, que se pronunció a favor de esa entrega para que el criminal respondiera de un posible delito de exaltación del terrorismo en una carta que se leyó en un homenaje que le organizaron en Guipúzcoa, misiva que supuestamente él había escrito.
Por otra parte, la Fiscalía intervino también en el caso y el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco solicitó formalmente a la Interpol que busque al terrorista.
De Juana recurrió contra la decisión de la extradición y se encontraba en libertad provisional tras pagar una fianza a la espera de un dictamen definitivo de la justicia irlandesa. La fianza le obligaba a trabajar, también tenía que cumplir el toque de queda impuesto por el tribunal y además debía presentarse diariamente en la comisaría. Por eso intentó hace meses conseguir una licencia de taxista, aconsejado por sus amigos y protectores del Sinn Feinn, muchos de los cuales han sido contratados por una empresa de taxis que por simpatías hacia la causa independentista ofrece trabajo a los antiguos miembros del IRA.
De Juana no consiguió ese trabajo porque al conocerse la noticia en España se creó un estado de opinión tan adverso hacia la empresa que pretendía ayudarle que finalmente dicha firma decidió no contratarle ante el temor al rechazo o a dificultades más graves.
En el Ministerio español de Interior la noticia de que De Juana había desaparecido se recibió con estupor y con una gran preocupación. Las autoridades norirlandesas han trasladado su convicción de que podría encontrarse fuera del país, para evitar así su comparecencia ante el juez el próximo 28 de junio y escuchar la sentencia de que se había rechazado su recurso y debía ser traslado inmediatamente a España.
Han reconocido que su Policía no había actuado con la suficiente diligencia al dejar pasar un mes antes de comunicar al juez que De Juana no comparecía diariamente a pesar de que estaba obligado a hacerlo y, cuando acudieron al domicilio que compartía con su esposa, supieron que hacía varias semanas que los dos habían abandonado la casa y tampoco se había presentado en ese tiempo en su lugar de trabajo.
La Policía del Uslter, que ha mantenido frecuentes contactos con la española a raíz de que De Juana se trasladase a Irlanda del Norte hace año y medio, no ha sido consciente en ningún momento de la relevancia de su detenido provisional a pesar de que en Belfast conocen mejor que en cualquier otra región europea, con excepción del País Vasco, las consecuencias del terrorismo, y en el Ministerio español de Interior tienen la impresión de que al vivir ahora una situación de práctica desarticulación del IRA desde que se firmaron los acuerdos de paz en tiempos de Toni Blair, no han sido conscientes de la importancia del etarra y de que se trataba de un hombre con contactos internacionales (la red de ETA aún mantiene conexiones en algunos países iberoamericanos) que podía perfectamente preparar su huida con los documentos correspondientes y con personas dispuesta a darle cobijo y esconderle en su país de destino, el que fuere.
Pérez Rubalcaba no ha ocultado su preocupación y su malestar a las autoridades policiales de Irlanda del Norte, y las fuentes consultadas aseguran que ha recibido promesas de que éstas van a trabajar hasta el límite de sus fuerzas para encontrar a un preso que es bastante más importante de lo que ellas pensaban; la prueba es que no sonaron los timbres de alarma cuando pasaron los días y no se presentaba a la comisaría de Grosvenor Road.
El mal está hecho y De Juana ha burlado a la Policía y a la Justicia norirlandesas. Sin embargo, sus homólogos españoles está decididos a localizarle, detenerle y llevarle ante un juez en breve, en cuestión de días. Interior no está dispuesto a ser víctima de la trampa tendida por un hombre que tuvo trato de favor cuando ETA estaba en supuesta tregua, y que después ha engañado una vez más.
