Todavía con la “resaca”, positiva en este caso, por el buen sabor que dejó el domingo la Primera Carrera Popular Solidaria Caja Rural, a beneficio del Banco de Alimentos, el presidente de esta organización en Segovia, Rufo Sanz, recibía ayer con alegría la noticia del galardón Premio Príncipe de Asturias de la Concordia a la Federación a la que pertenece.
La Fundación Príncipe de Asturias daba a conocer ayer en Oviedo este último premio de la XXXII edición de su convocatoria anual, al que optaban un total 34 candidaturas procedentes de 18 países. El Premio está dotado con una escultura de Joan Miró, 50.000 euros en metálico, un diploma y una insignia.
Sanz, comentaba que tuvo conocimiento del galardón a través del presidente del Banco de Alimentos en Palencia y que a partir de ese momento fueron continuas las llamadas de felicitación.
En cualquier caso, considera que el premio sirve “para apretar y seguir trabajando más y mejor”. Además, en lo que respecta a Segovia, el presidente provincial del Banco de Alimentos quiere ofrecer este reconocimiento “a los doscientos voluntarios que han pasado por aquí desde el año 1996 y, en segundo lugar, compartirlo con las empresas y personas que colaboran y a las personas a quienes podemos ayudar”.
Con quince años de historia en la provincia, Rufo Sanz comenta que “el camino no ha sido fácil” y recuerda que fue un grupo de franciscanos seglares, que empezaron ayudando al Banco de Alimentos de Madrid, quien animados por los responsables de este último se decidieron a crear un banco de alimentos en Segovia. Casi sin medios, ese primer año repartieron alrededor de 600 kilos de alimentos. En este ejercicio Sanz calcula que serán 800 toneladas.
Su principal objetivo es la recuperación de excedentes alimenticios y su redistribución entre las personas necesitadas, evitando su desperdicio o mal uso. Los bancos de alimentos no reparten directamente a las personas, sino que lo hacen a través de instituciones asistenciales y de ayuda social reconocidas por las administraciones públicas y que están en contacto directo con los necesitados.
Uno de los proyectos que a Sanz le gustaría poner en marcha es la extensión de su red de ayuda más allá de la capital segoviana y su área de influencia “porque hay muchos pueblos pequeños en otros lugares más alejados donde se han detectado necesidades”, explica.
Sin embargo, después de que hace dos años sus instalaciones en Segovia sufrieran un ataque de vándalos, la organización no dispone de una infraestructura adecuada, a lo que se suma que los vehículos para el transporte de alimentos también tienen mucha antigüedad, en su mayoría. Todo esto en un contexto de crisis económica, que desde el Banco de Alimentos detectaron incluso años antes y con una demanda en constante crecimiento. En la actualidad el Banco de Alimentos cuenta con entre quince y veinte voluntarios habituales a los que se suma otra quincena de colaboradores esporádicos.
