En el momento de escribir este artículo nos despertábamos en Segovia con un terremoto de magnitud 3,1 con epicentro cerca de Sebúlcor, en Sepúlveda, localizado a diez kilómetros de profundidad y apenas se ha sentido en Aranda de Duero, Cuéllar y San Ildefonso.
Este suceso aislado me hace recordar lo que está sucediendo hoy en Madrid capital y alrededores, con una nevada histórica y que ha provocado el cierre de todos los comercios, colegios y un colapso general de los servicios.
Aunque los medios tecnológicos a nuestro alcance son infinitos, todavía estamos lejos de predecir con exactitud los fenómenos atmosféricos y afrontar con capacidad suficiente por falta de previsión y de medios las consecuencias de esos fenómenos.
Así sucedió con la pandemia originada por el virus chino de Wuhan, que provocó que España haya sido una de las más damnificadas y con mayor tasa de mortalidad del mundo y el mayor porcentaje de sanitarios infectados por la Covid-19, y cuya gestión gubernamental por el Ejecutivo social-comunista agravó considerablemente la crisis sanitaria, social y económica que vivió y vive nuestro país.
Todos estos sucesos, ¿son previsibles?
Yo creo que sí, pero para ello se deben dotar de los suficientes medios materiales, humanos y tecnológicos a nuestro alcance para predecir, prevenir y afrontar situaciones de cualquier índole que salvaguarden la salud, la integridad y los intereses de todos los españoles y sobre todo tener voluntad y capacidad para llevarlo a cabo.
Para ello debemos ser conscientes de lo siguiente:
1. Que somos vulnerables ante cualquier epidemia, fenómeno, inclemencia atmosférica o desastre natural.
2. La previsión y la detección son fundamentales ante cualquiera de las adversidades mencionadas.
3. Y que no podemos jugar a ser dioses, pensando que el ser humano lo tiene todo controlado.
Con todo esto, y ante los últimos sucesos, no quiero ser yo pájaro de mal agüero, pero animo a la inmensa mayoría de la población a que desarrolle un plan de emergencia familiar de tal forma que asegure su supervivencia ante cualquier imprevisto o desastre natural o sanitario que pudiera ocurrir.
Como decía Julio Verne: “todo lo que un hombre pueda imaginar, otros podrán hacerlo realidad”, es lo que se conoce como “la realidad supera siempre la ficción”. Y a modo de serendipia literaria, hoy todavía es posible, el impacto de un meteorito en la tierra, un tsunami, un terremoto, todo lo que os podáis imaginar.
Por ello, insisto: ¿Estamos realmente preparados?
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(*) Diputado nacional de VOX por Segovia.
