Después del naufragio el pasado viernes por la noche del crucero Costa Concordia y de la posterior y caótica evacuación de sus 4.000 pasajeros, las pesadillas en torno al barco de recreo no han finalizado: por un lado, la embarcación ha empezado a emitir vertidos; y por otro, aún quedan por rescatar 16 desaparecidos.
El ministro de Medio Ambiente de Italia, Corrado Clini, anunció ayer que se había detectado una fuga de un material líquido procedente del crucero. Por el momento, no se puede confirmar si se trata de combustible, pero ya se han colocado barreras de protección para evitar la llegada de la contaminación a la costa de la isla de Giglio. El buque tenía unas 2.300 toneladas de combustible a bordo.
Clini anunció, además, la declaración del estado de emergencia por el riesgo de crisis ecológica, quien señaló que espera recibir próximamente el proyecto de la naviera para la retirada del buque.
Por su parte, los equipos de rescate reanudaron ayer por la tarde las labores de búsqueda de los 16 desaparecidos por el naufragio del barco, varado frente a la isla italiana de Giglio, según confirmó el portavoz de los servicios de Bomberos, Luca Cari.
Estos trabajos habían quedado interrumpidos después de que el buque registrase algunos movimientos, pero las autoridades determinaron que no suponen ningún peligro. Hasta la interrupción de los rastreos, los equipos habían localizado seis cadáveres.
El temor ahora es que el barco caiga a una fosa de 70 metros, lo que daría por concluidas las esperanzas de encontrar con vida a alguno de los desaparecidos.
Por su parte, el presidente de Costa Cruceros, Pierluigi Foschi, señaló que aunque la empresa «prestará asistencia legal al comandante» del barco, que se encuentra detenido, «no podemos negar un error humano en este trágico accidente», admitió.
El dirigente de la compañía reconoció que «los procedimientos no han respetado totalmente las rígidas disposiciones y el entrenamiento que hemos dado» a la tripulación. Según Foschi, el hecho de que el Costa Concordia navegara tan cerca de la costa «fue una iniciativa del comandante, tomada por su voluntad y contraria a nuestras reglas de comportamiento escritas y certificadas».
En todo caso, Foschi quiso dejar claro que con sus palabras, la empresa «se desvincula de esta conducta que ha causado el accidente y que no conocía».
