La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, visitó ayer Segovia en una jornada que compartió con su familia. La estancia de la también candidata del PP a la Presidencia madrileña supone la primera vez que vuelve a Castilla y León tras la operación en la que le fue extirpado un cáncer de mama el pasado 22 de febrero en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Esperanza Aguirre llegó a Segovia para disfrutar de una visita privada junto a algunos miembros de la familia de su esposo, Fernando Ramírez de Haro, que acudieron a un acto oficial celebrado en la Academia de Artillería de Segovia, donde se entregó el premio ‘Francisco Ramírez de Madrid’ instituido en 2003 para distinguir la trayectoria profesional de los militares del arma de Artillería.
Tras la ceremonia se reunieron en el Mesón Cándido, donde disfrutaron de los principales platos típicos, como los judiones de La Granja, el cochinillo asado o el ponche, todo ello regado con vinos de la Ribera del Duero. Antes del almuerzo, la presidenta llegó sola al mesón, donde tomó un refresco mientras esperaba al resto de comensales y donde no dudó incluso en hablar de política con algunos de los clientes y empleados del establecimiento.
La visita de la presidenta madrileña no pasó desapercibida entre los segovianos ni entre los turistas que no dudaron en hacerse fotos junto a Esperanza Aguirre, a la que pidieron numerosos autógrafos. Ella accedió amablemente y besó a algunas niñas que se encontraban junto al Acueducto.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, que continúa su tratamiento de radioterapia, también recibió numerosos saludos hasta que tomó un coche con el que volvió de regreso a la capital de España.
