“Han sido días y un viaje muy complicado, pero lo hemos conseguido”, asegura Lope Tablada, gerente de la empresa segoviana ‘Autocaravanas Acueducto’ que, junto a su mujer y otros conductores, decidió sumarse a un convoy de ayuda humanitaria para trasladar material de primera necesidad a Ucrania y rescatar a personas refugiadas. Son muchas las expediciones hacia la frontera del país europeo con Polonia que se han registrado en la provincia, pero esta es la primera que se realiza en autocaravana. “Han ido camiones, autobuses, coches, furgonetas,… y ahora nosotros hemos aportado vehículos para facilitar un trayecto más cómodo a las personas que huyen de la guerra”, declara.
Hace justo una semana dieron comienzo a un viaje que cambió sus vidas y, sobre todo, las de los ucranianos desplazados por la guerra que esperaron pacientes a la llegada del convoy de cinco autocaravanas y un furgón que se encargó de brindarles la oportunidad de rehacer sus vidas. Tras horas y kilómetros, este propósito se cumplió ayer, cuando los 30 pasajeros -17 refugiados y 13 personas entre conductores, traductores y representantes civiles- llegaron al municipio madrileño de Sevilla la Nueva, desde donde se ha coordinado y gestionado el proceso de acogimiento.
La iniciativa partió de la Asociación Profesional del Caravaning (Aprocar) y la empresa segoviana no dudó “ni un segundo” en sumarse. “Si se tiene dinero, tiempo, vehículos,… ¿cómo no vamos a aportar nuestro granito de arena”, determina Tablada. De este modo, pronto se pusieron en marcha y cargaron sus autocaravanas con multitud de productos donados por la población segoviana en diferentes llamamientos de recogida. “Hemos dejado medicamentos en la ciudad polaca de Cracovia y ya han llegado a uno de los puntos calientes en Ucrania”, detalla el empresario segoviano. Tras ello, se dirigieron a Przemysl, que ahora actúa como un paso fronterizo para las personas desplazadas por el conflicto bélico.
Huida «con lo puesto»
“Ese día fue el momento más duro”, confiesa. Ciertamente, el campamento de refugiados está ubicado en un centro comercial: “Como si fuera el ‘Luz de Castilla’, aquí en Segovia”, considera. Los diferentes locales que antes albergaban tiendas de ropa y otros bienes ahora se han transformado en lugares para la dispensación de medicamentos, salas infantiles, roperos y también se han habilitado camas. “Hay una continua afluencia de autobuses que llegan llenos desde lugares muy afectados por la guerra con familias que vienen con lo puesto, sobre todo niños, que van acompañados de sus peluches”, asevera Tablada.
“Salen de allí generaciones enteras”, asegura; y todas ellas en busca de un lugar a salvo. “La mayoría quieren quedarse en Polonia, cerca de su país, no se van a mover de allí mientras tengan un halo de esperanza de volver a sus casas”, manifiesta el empresario segoviano.
Entre los pasajeros de sus vehículos, una mujer de 88 años, un menor de tan solo cuatro años y una profesora de Bellas Artes con sus hijos mellizos, cuyo “marido e hijo mayor se han tenido que quedar en Ucrania”, lamenta Tablada; así como un perro que vuelve de nuevo con su familia reubicada en Segovia: “Muchos tuvieron que dejar atrás a sus animales al no disponer de documentos para poder viajar en avión”.
Por su parte, el segoviano indica que todos sus pasajeros “vienen prácticamente agotados, solo duermen”. Así, remarca que el desplazamiento en autocaravana les brinda unas comodidades que en otro vehículo no podrían tener: “Queremos que se sientan en casa, con ruedas, pero en casa. Con su baño, frigorífico, mesa, camas…”, puntualiza.
Precisamente, el propósito que persigue esta iniciativa es contribuir a que nada más llegar a su lugar de destino tengan acceso a un hogar y, en suma a ello, encuentren un trabajo. “No quieren vivir de la beneficencia, quieren rehacer su vida cuanto antes”, insiste Tablada.
Colaboración segoviana
“Estamos seguros de que lo van a conseguir, todo el mundo se ha volcado con ellos”, sostiene. Concretamente, se refiere a los segovianos, quienes han colaborado activamente en esta acción humanitaria con diferentes aportaciones económicas. No son solo amigos o conocidos de ‘Autocaravanas Acueducto’, sino también multitud de personas anónimas y empresas de la provincia: “Ha sido increíble, no lo esperábamos”, se enorgullece.
Aunque es difícil pensar en formar y participar nuevamente en un convoy, si se diese la ocasión “volveríamos a ir, sin duda”, enuncia el empresario segoviano. “Hay mucha gente que se ha quedado allí, hay muchas personas ucranianas que han contactado con nosotros pero estaban muy lejos de la frontera con Polonia, entre ellas una mujer embarazada”, detalla. Por ello, no se cierran a ninguna posibilidad futura. “Lo que queremos es que, a partir de ahora y aquí en España, puedan superar el drama del que han salido”, concluye Tablada.
