Los ministros de Economía de la eurozona acordaron ayer poner fin al rescate bancario para España con una «salida limpia», sin ningún tipo de prórroga o ayuda adicional cuando concluya a finales de año, al considerar que el plan de ayuda ha sido un éxito y ha cumplido su objetivo de reestructurar el sector financiero y restablecer su acceso a la financiación. No obstante, el vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, avisó de que la situación del sector sigue siendo «frágil», y reclamó al Gobierno que complete la reforma financiera, en particular con la aprobación de la ley de cajas.
«Se ha acordado en el Eurogrupo que cuando el programa expire, a principios de enero, se acaba», anunció el ministro de Economía, Luis de Guindos al término de la reunión del Eurogrupo. «En estos momentos no se prevé ninguna necesidad adicional para los bancos españoles», subrayó.
«Lo más relevante es la opinión de que en estos momentos el sistema bancario español es mucho más sólido, mucho más solvente, mucho más firme que lo que era hace un año y medio», destacó el titular de Economía. «Esa es una de las bases de la recuperación de la economía española» y una precondición para que vuelva a fluir el crédito, apuntó.
Por su parte, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, felicitó a Madrid por el cierre del programa. «Gracias a esta medida, las entidades del país son ahora más fuertes, más resistentes y la supervisión y la regulación se han reforzado, lo que ha quedado confirmado por el sentimiento positivo de los mercados y los recientes datos económicos alentadores», apuntó.
«La agenda de reformas estructurales ha avanzado en paralelo, lo que ha permitido una vuelta al crecimiento y una reducción de los desequilibrios», sostuvo Dijsselbloem, que incidió en que «las autoridades españolas están determinadas a mantener el impulso reformista».
Con el fin del rescate, el país se libra de la tutela de la troika
-formada por la Comisión, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional-, que visitará Madrid por última vez el 2 de diciembre. No obstante, Bruselas mantendrá la vigilancia hasta que se devuelva el 75% del préstamo.
«Ha sido colaboración, yo no lo llamaría tutela. Creo que se ha trabajado, ha habido momentos más sencillos, otros más complicados, pero lo importante es que hoy el resultado es un sistema bancario más sólido», dijo Guindos.
El Gobierno ha utilizado 41.300 millones de euros de los 100.000 millones ofrecidos por el Eurogrupo en julio de 2012 para reestructurar las entidades con problemas. El préstamo europeo tiene un tipo de interés del 0,5% y un plazo de devolución de hasta 15 años. En sus conclusiones preliminares tras la última visita a la capital en septiembre, la troika destacó que España ha cumplido ya prácticamente todas las condiciones exigidas por la UE a cambio de la financiación y que el sector tiende a estabilizarse.
«La situación de liquidez y la estructura de financiación del sector financiero español han continuado mejorando debido al aumento de los depósitos bancarios y a que las entidades de crédito nacionales están recuperando el acceso a los mercados de financiación. La situación de solvencia de la banca española ha continuado siendo cómoda», señalaron entonces los inspectores.
No obstante, la troika pidió al Gobierno mantener la vigilancia sobre la banca por los riesgos de la situación económica, que amenazan sus perspectivas de rentabilidad. Además, reclamó que mantenga el impulso de las reformas y que garantice el cumplimiento de los objetivos de déficit.
Solo por un mes se le ha adelantado Irlanda a España, pues la isla será el primer país en abandonar el rescate, que, en su caso, será efectivo el 15 de diciembre. En su caso, tampoco pedirá una nueva línea de crédito preventiva, según anunció ayer en Dublín el primer ministro Enda Kenny.
«Esta es la decisión correcta para Irlanda», aseguró Kenny, y manifestó que el Gobierno preparó todo para volver a una situación crediticia normal. «Estamos convencidos de que el Gobierno irlandés tomará todas las medidas necesarias», aseveró el presidente del BCE, Mario Draghi en Bruselas.
Irlanda fue en 2010 el primer territorio de la eurozona en pedir la protección de los acreedores internacionales, de los que recibió créditos por un total de 85.000 millones de euros, sobre todo para sanear el sistema bancario.
«Esto permite recuperar la libertad económica y política de Irlanda», indicó su ministro de Finanzas, Michael Noonan.
