Césped alto, calor agobiante, lluvias tan intensas como repentinas y gargantas incansables desde las tribunas: Brasil es otro mundo, no solo en el fútbol, y España parece que está comenzando a entenderlo. 7.000 kilómetros y 9 horas de viaje en avión son la distancia y el tiempo que separan Nueva York y Recife, salida y destino del viaje que vivió ayer la selección. Pero hay algo más que aleja ambos lugares: el clima. El avión de la ‘roja’ despegó en una mañana soleada en el aeropuerto JFK y aterrizó, ya de madrugada, en medio de una intensa lluvia en Recife. De hecho, el mal tiempo obligó a los internacionales, a los técnicos y al resto de la expedición a coger paraguas para llegar del avión a las salas del aeropuerto.
En la ciudad brasileña ahora es invierno, lo que no significa frío, ya que las temperaturas son veraniegas, sino agua cayendo a diario desde un cielo cubierto. «Es la temporada de precipitaciones», explican los habitantes del lugar, acostumbrados a seguir con su vida bajo una fina cortina de agua que no les impide salir a correr, jugar al fútbol o al voley en la playa.
El tiempo tampoco es un drama para los españoles, alojados en un hotel de lujo en el que todas las habitaciones miran al Atlántico. Lejos de los tiburones, una gran piscina, gimnasio, sauna y spa, así como tres restaurantes, alcanzan para pasar los días y enfocarse en el objetivo concreto: conocer y entender Brasil para que en el Mundial de 2014 nada los sorprenda.
Porque, aunque la Confederaciones sea el reto de los próximos días, la gran meta de la actual campeón europea y mundial está fijado en la tarde del 13 de julio de 2014, cuando se celebrará la final mundialista en el legendario estadio de Maracaná. De hecho, la pasada madrugada, al llegar a Recife, los jugadores de Vicente del Bosque confirmaron que Brasil 2014 será especial, un desafío mayor.
Siete Mundiales se han celebrado a lo largo de toda la historia en América, y en ninguno de ellos un equipo europeo fue capaz de ser campeón. El desafío parece, por tanto, mayor a cualquier otro y no solo por los aspectos futbolísticos. Por ejemplo, la climatología será muy importante. No hay que olvidar que el país es prácticamente un continente donde se dan todo tipo de climas, así que, dependiendo de las sedes, se jugará en invierno o en verano.
El primer rival
Precisamente, el primer rival de la ‘roja’ en la Confederaciones, Uruguay, tiene un idilio especial con Brasil. El ‘Maracanazo’ de 1950 quizás sea su mayor orgullo nacional desde que hace dos siglos se convirtió en país independiente. Además, sabe muy bien lo que es jugar en territorio carioca, puesto que muchos de sus jugadores lo visitan año tras año para disputar la Copa Libertadores.
Los uruguayos se encuentran ya en Recife después de imponerse a Venezuela y sacar tres puntos importantes de cara a la clasificación para la Copa del Mundo 2014. Los celestes llegaron a la ciudad, procedentes de Puerto Ordaz, en Venezuela, tras realizar una escala en Manaos. Las condiciones climatológicas impidieron que el avión que transportaba a los uruguayos aterrizase a la hora programada.
El conocimiento del país no lo tiene la cada vez más europea España, que así, en una gira que incluye Maracaná en Río de Janeiro y un paso por otra ciudad del nordeste, Fortaleza, podrá comenzar a entender que Brasil es otra cosa y que defender el título de Sudáfrica bien podría llamarse hazaña.
