La aprobación de ayer por parte de la Asamblea General de Caja España-Caja Duero del contrato de integración con Unicaja completa la reestructuración del sistema financiero de Castilla y León. Durante la asamblea se aprobó el proyecto de unión con la entidad malagueña, con un 95 por ciento de los votos (285 a favor, 11 en contra y tres abstenciones), según fuentes de la entidad. Con esta votación se puso punto a final al proceso de consolidación de esta entidad castellano y leonesa, que supondrá la constitución de un banco entre las dos cajas que gestionará toda la actividad financiera del grupo y en el que Caja España-Duero contará con el 30 por ciento del capital, frente al 70 por ciento de Unicaja.
Ahora, en los próximos días, se acelerará la integración efectiva de ambas entidades en todas sus vertientes operativas, ya desde el punto de vista técnico. Según el acuerdo de integración, que fue aprobado el 7 de septiembre, el actual presidente de Unicaja, Braulio Medel, ostentará la condición de presidente ejecutivo y primer directivo del banco y del grupo y el actual presidente de Caja España-Duero, Evaristo del Canto, será vicepresidente ejecutivo y consejero delegado. El Consejo de Administración del futuro banco tendrá quince miembros, de los que cinco corresponderán a España-Duero.
Fuentes de la entidad precisaron que se incorporaran los cinco consejeros del recientemente creado Banco de Caja España, es decir, Evaristo del Canto, Alejandro Menéndez y Miguel Ángel Álvarez, que ya forman parte del Consejo de la Caja, y Pablo Pérez Robla, ingeniero superior de Informática y responsable de Innovación de ADE Inversión y Servicios, y José Ignacio Sánchez Macías, profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad de Salamanca. Los diez miembros restantes serán de Unicaja, lo que supone que la entidad tendrá un 33 por ciento de representación en el futuro consejo.
El nuevo grupo y, en particular, el banco tendrá su sede social en Málaga, aunque se mantendrán servicios operativos centrales del grupo que se corresponderán con las sedes operativas actuales de ambas Cajas -Málaga, Ronda, León y Salamanca-, así como en Madrid. En el contrato de la fusión, no figura que la sede de la corporación industria se ubique en Salamanca, tal y como recogía el protocolo que se firmó en abril, por lo que deberá ser el futuro consejo de administración del banco el que determine donde se instalará.
La entidad sostuvo que el nuevo grupo financiero «permitirá aunar, por un lado, las ventajas propias de una integración de negocios», como es la máxima cohesión, la existencia de una masa crítica, la optimización de costes y estructura, con la preservación de la personalidad jurídica de cada Caja de Ahorros y de su identidad territorial. Del mismo modo, destacó que se podrá mantener la obra social «mediante la continuidad de sus ingresos y una gestión separada de la del negocio financiero y próxima al territorio de origen». La unión «posibilita el logro de sinergias, una mayor diversificación en el negocio, potencia la capacidad de servicios a la clientela y amplía las oportunidades de desarrollo profesional de la plantilla».
