Escuchar un libro o que te lo receten son formas diferentes de acercarse a la lectura que conviven en la Feria del Libro de Madrid con las tradicionales casetas y lectores que buscan las firmas de los autores de sus libros en papel o lo compran en digital, formatos que no compiten sino que se complementan.
A pesar de su rápido crecimiento, el audiolibro es un formato poco conocido todavía en el mercado en español, como se comprobó ayer en una de las casetas de la Feria del Libro donde los visitantes podían escoger algún libro en una tableta electrónica y escucharlo con unos cascos.
“La mayoría desconoce el formato y se quedan muy sorprendidos”, explicó Alex Gibelalde, director general de Storytel en España, el servicio de audiolibros y libros electrónicos que permite escuchar un catálogo con más 200.000 títulos a escala mundial, de ellos 4.000 en español.
Actividad promotora
Porque escuchar un libro mientras “vamos al trabajo, practicamos deporte o hacemos la cena es un complemento a la lectura no competencia. Añade momentos de lectura porque en ratos en los que no se puede leer puedes seguir haciéndolo con los oídos”, aseguró el responsable de esta plataforma de audiolibros.
Escuchar libros no es inusual en mercados como el de los países nórdicos, EEUU o Gran Bretaña: “lo hacían en casetes y luego en CDs pero el boom ha sido con los dispositivos móviles”, señaló Gibelalde, que explicó que en 2017 el 40 % de las ventas de libros en digital norteamericanas provenían del audiolibro. Por eso destaca el mercado de gran potencial que es el del español.
Con el objeto de promover los audiolibros, el grupo editorial Penguin Random House realizará una actividad en la Feria del Libro de Madrid el sábado 15 de junio, moderada por el productor musical Javier Portugués, con algunos los narradores de los audiolibros más recientes que harán una lectura en público de unos 15-30 minutos cada uno acompañados por los propios autores.
Así, según explicó este grupo editorial, los visitantes podrán escuchar con auriculares a Nicky García, que leerá ‘Reina Roja’ de Juan Gómez Jurado; Tito Asorey, actor de la serie ‘Fariña’, narrará ‘Tu no matarás’ de Julia Navarro; Martiño Rivas dará voz a ‘Malaherba’ de Manuel Jabois e Israel Elejalde, lo hará con ‘Ordesa’, de Manuel Vilas, entre otros.
Penguin Random House tiene previsto cerrar el año con cerca de 1.000 audiolibros publicados, con ventas que han crecido cerca de un 200 por ciento con respecto al año anterior, y que alcanzan ya un peso del 15 por ciento de la venta digital del grupo, que ha inaugurado sus estudios de grabación propios en México.
El grupo editorial Planeta graba también sus audiolibros y cuenta actualmente con un catálogo de 200 títulos, según explicó la editora Raquel Gisbert, responsable de ficción.
Y algunos de sus escritores han prestado también sus voces a sus propios audiolibros, de tal forma que se puede oír al autor contando su historia, como es el caso de Javier Sierra, Marwan, Raquel Sánchez Silva o Ayanta Barilli, finalista del último Premio Planeta.
Animar desde el humor
Entre 15 y 30 horas, dependiendo del número de páginas, se emplean en grabar un audiolibro, destacó Raquel Gisbert, que indicó que es la editorial la que escoge en una especie de “casting” a los profesionales, locutores y actores de doblaje, que van a dar voz a un libro.
Otra fórmula para sumar lectores en la Feria del Libro es la puesta en marcha este fin de semana por la Escuela de Escritores: recetar libros.
¿Déficit de atención lectora?, ¿depresión por sobreexposición digital?, ¿ansiedad virtual? Para todas estas dolencias hay una solución estos días en el Parque del Retiro ya que una libróloga, con una bata médica, firma “recetas” aconsejando algún libro.
Chiki Fabregat es la libróloga que hizo guardia ayer con un talonario de recetas muy parecidas a las médicas en las que se prescribe un libro y establece la posología.
“Se trata de animar a la lectura desde el humor”, indicó Fabregat que aseguró que la principal dolencia que alegan sus “pacientes” es el déficit de atención.
Los que sí tenían claro el libro que querían comprar eran los lectores que guardaron largas colas para una firma, entre ellas la del escritor Arturo Pérez Reverte, con una espera media de dos horas y cuarto. Pero “ha merecido la pena”, decían al tener el ejemplar entre sus manos dedicado.
