Muchos pueblos españoles no tienen 880 habitantes, y todos ellos podrían haber sido borrados del mapa por los asesinos de ETA, pues tal es el número de víctimas mortales en el haber de la banda desde su infausto nacimiento en 1968. De ellos, 190 eran policías. El último servidor de la ley abatido por los pistoleros cayó ayer en la localidad vizcaína de Arrigorriaga, calcinado dentro de su vehículo después de que los criminales hicieran estallar una bomba que estaba adosada a los bajos de su automóvil. Su nombre era Eduardo Antonio Puelles García y estaba destinado a la Brigada de Información, encargada, como principal cometido, de recabar datos que permitan liquidar de una vez por todas a los terroristas.
Antes que él, los últimos policías asesinados por ETA fueron Bonifacio Martín, de 56 años, y Julián Embid, de 54. El 30 de mayo de 2003 ambos agentes salían de su trabajo en la oficina del DNI en la localidad navarra de Sangüesa y se dirigían a su vehículo policial, que hizo explosión cuando otro compañero, herido de gravedad, todavía no había llegado a subirse al coche.
Con anterioridad, el 8 de febrero de 2003, la banda asesinó de dos tiros al jefe de la Policía Local Joseba Pagazaurtundua, cuando se encontraba en un bar de la localidad guipuzcoana de Andoain.
Luis Andrés Samperio Sañudo, otro inspector, perdió la vida el 14 de abril de 1997, tras recibir un tiro en la cabeza cuando se encontraba cerca de su domicilio en Bilbao. Asimismo, Enrique Nieto, jefe de la Unidad Territorial Antiterrorista de Guipúzcoa, fallecía en octubre de 1995 después de que un pistolero le disparara cinco meses antes en la nuca cuando salía de su domicilio, en el barrio donostiarra de Amara, para ir a su oficina.
Además, los etarras han asesinado a más de 200 guardias civiles, el primero de ellos José Pardines Arcay, en 1968. Desde aquella fecha han sucumbido a su delirio sangriento 880 personas.
Desde 2006, cuando se produjo la ruptura de la tregua trampa que la banda declaró unilateralmente, ya son siete las víctimas mortales, tres de ellas por el estallido de coches bomba, mientras que otras cuatro fueron abatidas a tiros. El empresario Ignacio Uria Mendizabal, de 71 años y dueño de una de las constructoras de la Y ferroviaria vasca, fue el anterior asesinado. Murió acribillado el 3 de diciembre pasado en Azpeitia.
Anteriormente, el brigada del Ejército de Tierra Luis Conde de la Cruz dejó de existir el 22 de septiembre tras quedar destrozado en la explosión de un coche bomba en las inmediaciones del Patronato Militar de Santoña. El automóvil, robado y preparado por los pistoleros en Francia y con unos 100 kilos de explosivos.
El guardia civil Juan Manuel Piñuel Villalón, de 41 años, fue la segunda víctima mortal de ETA en 2008. Murió en la explosión de otro coche bomba el 14 de mayo.
El ex concejal del PSE-EE en Mondragón Isaías Carrasco, de 43 años, cayó por las balas de los pistoleros el 7 de marzo. Fue tiroteado en portal de su casa delante de su esposa y de una de sus hijas.
Al finalizar 2007, los agentes de la Guardia Civil Fernando Trapero y Raúl Centeno también fueron abatidos a tiros en la localidad francesa de Capbretón.
Eduardo Antonio Puelles García ha sido el primer caído de 2009.