Pregunta.—¿Cómo se viven estos momentos previos a la designación, el próximo jueves, de las ciudades finalistas?
R.— Se viven con tensión, aunque hay un poso de tranquilidad y satisfacción. El trabajo ya esta hecho. Somos 16 ciudades candidatas y no sabemos cuántas integrarán la lista de finalistas. Pueden ser tres, seis, o un número intermedio. Esa será la horquilla. Es una competencia dura. Pero estamos satisfechos. Creemos que hemos hecho el proyecto necesario para el futuro de Segovia, muy coherente con la ciudad. Y comenzamos pronto. En 2005 ya confluían una serie de proyectos y planes estratégicos de la ciudad con una visión clara de que la cultura tenía que ser el motor de desarrollo de la ciudad. Ser Capital Europea de la Cultura es el impulso perfecto para guiar esos proyectos y esos planes bajo un mismo paraguas y sacar el máximo partido de ellos. Eso comienza en 2005 y trabajamos hasta ahora, de una manera lenta pero segura. Hemos trabajado con claros objetivos, frente a otras ciudades que han comenzado más tarde.
P.—¿La dimensión de Segovia puede ser una debilidad de la candidatura?
R.— Sí. Lo valoramos mucho en un principio. Y teníamos dos opciones. O presentar un proyecto con el complejo de que somos una ciudad pequeña o decidir claramente que somos una ciudad pequeña y que además queremos ser modelo de ciudad pequeña. Lógicamente, apostamos por la segunda opción. En el proyecto planteamos que como Segovia hay muchas ciudades pequeñas en Europa, ciudades con un rico patrimonio, universitarias, cultas, inquietas… pero con el riesgo de que su población joven emigre para desarrollar su talento en otras urbes mayores. Lo que planteamos es que es la hora de las pequeñas ciudades europeas como Segovia, que necesitan transformarse para poder tener una economía en el ámbito cultural y creativo que les permita desarrollar sus máximos potenciales, sin destruir su identidad. Y ser Capital Europea de la Cultura es perfecto para desarrollar este modelo.
P.—¿Cuáles son las grandes bazas de Segovia?
R.—Segovia es una ciudad con mucho latido cultural. Siempre está pasando algo. Hay otras candidatas que están haciendo programaciones específicas para que se hable de ellas. Nosotros tenemos Hay Festival en este momento, y ya se está hablando de Segovia. La Unión Europea lo que propone es que hagas un proyecto transformador, que identifiques cuáles son tus debilidades y como ser Capital Europea de la Cultura puede ayudarte a solventarlas. Es cierto que Segovia es una ciudad muy potente culturalmente, pero eso no nos va a dar la Capitalidad. Precisamente tenemos que transformar aquellas cosas que pueden ser un riesgo. El ser una ciudad patrimonial puede ser un riesgo, porque es muy fácil convertirse en una ciudad museo. Sin haber traicionado nuestra identidad, lo que somos, proponemos un proyecto transformador, innovador, arriesgado, que promueve un cambio social y económico.
P.—¿Cree que hay carencia en infraestructuras culturales? ¿Puede ser también otro de los puntos débiles de la candidatura?
R.— Este es otro de los complejos que llevamos a cuestas. Siempre hemos pensado que nuestra carencia de infraestructuras era tal que no podíamos optar a la Capitalidad Cultural. Pero lo Segovia es conocida precisamente porque toda la ciudad es una gran infraestructura. Por ese magnífico escenario que suponen no solo sus calles y sus plazas, sus iglesias románicas, o palacios convertidos en museos y en galerías de arte. Ese es nuestro sello, pero somos conscientes de que necesitamos espacios de mayores aforos, nuevos espacios que promuevan la creación de la industria cultural y creativa.
No nos hemos inventado nuevos equipamientos como solución a la Capitalidad Cultural Europea en 2016. En su mayoría ya estaban planificados en respuesta a las expectativas y necesidades de la ciudad. El Círculo de las Artes y la Tecnología (CAT) ya estaba planificado, y a él se han unido equipamientos de difusión del conocimiento, como el nuevo campus de la Universidad de Valladolid (UVa) o la futura Biblioteca Pública del Estado. Hemos buscado espacios para la creación, que es una gran carencia de la ciudad. Por eso en la antigua cárcel vamos a crear el Centro de Creación Contemporánea de Segovia. Y pensamos que la antigua estación de RENFE, pendiente de un proyecto regional, pueden servir para ubicar empresas, una industria creativa en torno al diseño de autor. Pero ademas le unimos todo lo nuevo que se está generando en el casco histórico, como el teatro Cervantes, centros de investigación como pueden ser el Centro de Artes Visuales que la Junta está creando en el Palacio de Quintanar, o ubicar en el nuevo mercado de abastos un espacio dedicado a un Centro de Investigación Gastronómica. Pero tenemos también el proyecto de la Fundación MER, la ampliación del Esteban Vicente, en el Palacio Episcopal un Museo en torno al Vidrio y a Zuloaga, la Casa de la Moneda…
Y además hay una previsión de infraestructuras urbanísticas muy importantes en el casco histórico para asegurar la accesibilidad total y la revitalización del casco. Serán cientos de miles de visitantes a lo largo de un año, y hemos dado soluciones claras de cómo van acceder, como van a aparcar… Esas soluciones no nos las hemos inventado, ya estaban previstas en los planes y estrategias.
P.—¿Detecta ilusión en la ciudad? ¿Se ha conseguido la implicación de los segovianos?
R.—Toda la ciudad apoya a la candidatura. Podemos demostrarlo con datos e imágenes. Estoy segura de que la ciudad se sabe candidata. Que sepa que es un proyecto transformador, quizá hay gente que no lo conoce. Hemos mantenido muchas reuniones con comités donde están representados todos los agentes de la ciudad, no solo los artísticos y culturales, sino los económicos y culturales. Ellos han sido portavoces y han difundido el proyecto en cuanto a contenido. Pero luego hemos trabajado en acciones en la ciudad que han permitido que la ilusión de la ciudad se empiece a movilizar. Y ha habido muestras de apoyo popular espontáneas. La ilusión es orgullo de ciudad. Y a través de internet, en las redes sociales, los segovianos que viven fuera han encontrado en Segovia 2016 un motivo para demostrar el orgullo por su ciudad.