Entre la ilusión y el reto de lo imprevisto, los peruanos Guery Cárdenas y Pablo Kohatsu han visto en la Media Maratón de Segovia la excusa perfecta para reencontrarse este domingo cuatro años después. Amigos desde hace dos décadas, correrán por primera vez una distancia desconocida, reto al que se comprometieron distanciados por unos 15.000 kilómetros, el abismo que separa México, donde reside Kohatsu, de India, donde Cárdenas se encontraba realizando estudios ambientales. “Cuando vi el video le dije a Pablo: ‘Mira bien, que es un lugar con subiditas”, sonríe este último.
Cárdenas, de 52 años, conoció a Kohatsu en 1996, cuando ambos estudiaban en la Universidad de Lima. Acostumbrado a viajar a lugares como Blanglaseh o Tailandia, este académico ambiental, que prepara su tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid, estaba hasta hace 10 días en India realizando un proyecto. Miembro del Club Marathon Aranjuez, recibió por correo electrónico la información de la prueba. “Sé que es un lugar histórico y hermoso, y es la oportunidad de conocerlo. Aunque tenía visado en India hasta el 30 de abril, aceleré los trámites que tenía allí para venirme”.
Dos personas que pasan muchas horas viajando a miles de pies de tierra firme volverán a encontrarse en una ciudad sin aeropuerto. “Viajamos constantemente, podríamos haber coincidido en otros lugares, pero mira…”, explica Cárdenas, habituado a completar dos o tres carreras de 10 kilómetros al año, distancia que nunca ha superado en competición. “He estado corriendo unas dos horas, que sería el promedio que esperamos, y sigo notando dolor dos años después de mi operación de menisco”.
Kohatsu, de 44 años, viajó el lunes desde México a Madrid, lugar en el que residió allá por 2003. “Una de las ciudades que más me gustaron por aquel entonces fue Segovia. El Acueducto es impresionante y la comida es excelente”, recuerda este ingeniero de sistemas que trabaja en el área de recursos humanos de Telefónica en México.
Corredor habitual desde hace tres años, Kohatsu completa unos ocho kilómetros diarios y ha llegado a cubrir una distancia de 24, siempre fuera de competición. “Lo hago como hobby, antes hacía más deporte colectivo, pero cada vez era más complicado encontrar a gente para organizar un buen partido de fútbol o basket”.
El ingeniero subraya la “emoción” que supone volver a ver a un “gran amigo”, pero no desdeña el apartado deportivo. “Me supone un desafío, y si hay subidas y bajadas, más retador todavía. Quiero prepararme para, en un siguiente paso, correr una maratón completa”.
Kohatsu se encontró el domingo con el primer obstáculo de su reto. La salida del avión de Iberia que debía llevarle a Madrid tuvo que posponerse porque un pájaro había averiado uno de los motores. “Al día siguiente el piloto nos contó que los técnicos estuvieron analizando la situación y decidieron que no se podía volar”, recuerda en un tono anecdótico.
El ingeniero viajará a Segovia en la tarde del sábado, pero su reencuentro con su amigo deberá esperar, pues Cárdenas se trasladará con su club a primera hora del domingo. El experto ambiental pone la ilusión por encima del sufrimiento físico: “El momento de llegar a meta será maravilloso. Lo pasaremos mal, iremos con la lengua… pero te digo una cosa, no creo que la vayamos a abandonar”. 15.00 kilómetros de distancia bien valen otros 21 de sufrimiento.
