Las condiciones de vida de los miembros de la red que ha sido desarticulada han sorprendido a las fuerzas de seguridad que han intervenido en la operación, ya que en sus países de origen se estaban construyendo grandes mansiones residenciales. Esta fue una de las conclusiones que transmitieron ayer los representantes de la Guardia Civil cuya labor ha permitido desarticular una banda “perfectamente organizada”, según sus palabras.
Los detenidos vivían en infraviviendas, intercomunicadas unas con otras, lo cual dificultó la operación de registro y detención, y obligó a movilizar tantos efectivos.
No conseguían la máxima rentabilidad a lo que sustraían, pero su actividad era muy voluminosa. Sin embargo su rápida venta también les permitía evitar que fueran sorprendidos con grandes cantidades de material, conscientes quizá del riesgo que ello podía suponer. Así, el valor del material sustraído y los daños originados supera el millón de euros, se estima en 300.000 euros los beneficios obtenidos por la venta del cobre sustraído.
Las edades de los detenidos oscilan entre los 19 y los 50 años en el caso de los rumanos, y entre los 25 y los 61 entre los cinco españoles. La desarticulación de la red criminal se puede considerar completa, pero no cerrada.
