Por la colonia del Peñascal pasea a primera hora de la mañana la señora Fermina, una anciana de avanzada edad que, resignada, comenta que lo de los recibos “ya me lo miran las chicas, no sabría decirle si hay cambios pero habrá subido el agua, como todo, cómo no va a subir, lo raro es que baje”.
Si alguien pregunta en la panadería o en el bar del barrio qué ha pasado con el último recibo del agua puede encontrarse con convecinos completamente al margen de la polémica del famoso “tasazo” del agua —expresiva denominación, por cierto, de una vecina, también mayor, de Madrona—, o con más de uno cabreado porque, como ha ocurrido en los barrios incorporados, “vaya si se ha notado, el triple hemos pagado el mes pasado”, según un matrimonio de Fuentemilanos.
