Casi coincidentes en el tiempo, hemos conocido dos noticias bien distintas relacionadas ambas con el tejido empresarial segoviano, que se focalizan entre la frustración (por lo que tiene de lamentable una de ellas) y la esperanza (por lo que tiene la otra de futuro prometedor del desarrollo). Con relación a la primera, me refiero al fiasco que ha supuesto el abandono por parte del Grupo Avintia y Cemex Ventures de un proyecto ilusionante de diseño e ingeniería para la fabricación de sistemas constructivos panelizados, con una previsión de incorporación, en principio, de unos 15 puestos de trabajo que bajo la sociedad ‘Vallex’, tenía en marcha en la localidad de Carabias, en nuestra provincia.
Parece ser que ciertas desavenencias entre el propietario de la parcela donde se asentaba la fábrica y la Sociedad impulsora del proyecto ha sido la causa del desmantelamiento y su emigración hacia otros territorios fuera de nuestra provincia, cercenando así la posibilidad de creación —aunque fueran de momento pocos— de puestos de trabajo que hubieran contribuído a un cierto asentamiento de población rural. A la vista de ello, cabe preguntarse ¿tan grandes eran las diferencias entre propietario y ‘Vallex’ como para no encontrar una solución, en la que tendrían que haber colaborado al menos la Junta, la Diputación y el Ayuntamiento de Carabias?- Como ya llueve sobre mojado y me refiero a que esta situación ya ha tenido antecedentes con otras empresas que abandonaron Segovia, (como el Centro Integral Cárnico creado en mayo de 2001 por empresas y sociedades del sector como Avigase, Proinserga, Copese, Dibaq, Mesenor; o ‘La Choricera’, Femsa, etc. pensando, al tiempo, en el desmantelamiento de la Escuela de Enfermería o de Policía en Aguilafuente) cabe pensar si no es motivo de reflexión por quienes tienen en sus manos el ideario de progreso de nuestra provincia. Punto seguido.
La otra, en cambio, tiene un tinte más alegre y de mayor futuro. Me refiero al proyecto industrial innovador que ha revelado la firma ‘Drylock’ que, en colaboración con otras empresas prevé la fabricación de envases de papel y cartón, susceptibles de eliminación al tiempo de determinados productos plastificados. El hecho, primero, de que la Sociedad lleve trabajando en Segovia con gran predicamento y prestigio internacional varios años; que haya pensado, segundo, en ampliar sus instalaciones aquí con la construcción de una fábrica pionera en la producción con alta tecnología y una plataforma logística con una previsión de 113 millones de euros y 300 puestos de trabajo directos (más los casi otro millar de empleos indirectos) parece que hace pensar en una iniciativa sumamente seria y responsable; y, tercero, que el proyecto haya sido dado a conocer con la presencia de la ministra de Industria, Reyes Maroto y que ésta haya respaldado el proyecto y comprometido las ayudas necesarias para su viabilidad a través del Plan Estatal de Recuperación, Transformación y Resilencia para la recuperación del crecimiento económico y creación de Empleo, supone —me parece a mí— un extraordinario aval para el futuro proyecto.
De todos modos surge cierta tibieza respecto a la postura del Ayuntamiento que, al parecer, pudiera encontrar algunas dificultades en la disposición de suelo industrial (no menos de 120.000 metros cuadrados) que necesitarían para el desarrollo de la totalidad del proyecto en lo que se conoce como ‘Prado del Hoyo’, terrenos que en su mayoría —según la alcaldesa Luquero— son de propiedad privada.
A la vista de ambas situaciones (la negativa, del desmantelamiento de la fábrica de Carabias) y la positiva (la de la importante ampliación de Drylock aquí), cabe pensar en una profunda solvencia capaz para desarrollar en consecuencia las intenciones más positivas y favorables hacia una solución encaminada a ese asentamiento, para lo que no habrá que regatear ni esfuerzos ni dejar de superar cualquier obstáculo que pudiera dificultarlo. Creo yo. No vayamos a caer en lo de siempre. Es decir en lo que pudo haber sido y no fue como la reconversión del aeródromo de Fuentemilanos para sede de la aviación deportiva al descongestionarse Barajas y que se llevaron a Casarrubios; o la Escuela de Pilotos que, finalmente se ubicó en Badajoz; o el proyecto de Heliduero para Base de Mantenimiento de aeronaves que el Consejero de Fomento entonces, Antonio Silván calificó como la más importante de España y que finalmente acabó en Matilla de los Caños (Valladolid). No anduvimos listos. Y por eso digo que en este caso debería facilitarse todo lo necesario para que fuera una realidad.
