Las Ventas reunió este jueves a las dos españas. La de la opinión suprema y la festiva. En las lindes de esa vicisitud se movió el torero peruano Andrés Roca Rey, tan mirado por repartidores de carnés de aficionado y tan aclamado en taquilla por un público más distendido. Entre la acritud de la exigencia y el aire de los ‘juernes’, logró sobreponerse a un tenso ambiente por la metadona del querer y cortó una oreja. Un premio que también recibió el confirmante Rafael Serna, que cumplió con mucho mérito la ceremonia y reclamó más sitio en los carteles. Completó la terna Diego Urdiales, sin opciones en el lote, dentro de un encierro de El Torero, de escasas posibilidades para el triunfo.
Un tanto anovillado, bajo y corto de cuello, fue el primero del lote de Roca Rey, que ya disparó la desaprobación por parte de los aficionados más exigentes. Esta circunstancia se unió a la falta de tino en varas. Continuaron las protestas sin saber que en los corrales aguardaban dos sobreros de Victoriano del Río e igual esa alquimia no les gustaba para el peruano. Aparentemente abstraído de estos aires hostiles, Roca Rey se echó al toro por la espalda mientras apuntaló sus rodillas en el albero venteño. Como si el valor ya no fuera un factor sorpresa. Tras encender al sector de los ‘juernes’ y no asombrar tanto a los parroquianos, luego descuidó por inercia la descolocación. Aun así, dejó pases largos con dominio a un animal que tuvo clase, pero al que le faltó un punto de fuerza. Actuación de altibajos, en la que se vio a un torero metido entre la coraza de la presión. Remató de un certero espadazo y asomaron pañuelos, quizá de forma excesiva. La losa del ‘Tendido 7’ quita sueños.
La rabia por la falta de juego del lote y el boicot hacia su disposición descolocó bastante a torero de Perú. Anduvo algo espeso por el ruedo, entre el ojo clínico de Madrid y la empatía pasional de la juventud. Acusó los nervios y mostró una faceta encimista, que alargó en exceso hasta el punto de sacar fondo al toro y lograr cortar una oreja. Por la vía del querer, firmó tres series redondas en un meritorio final de faena a más. Cerró con una estocada efectiva -algo desprendida-, que le permitió finalizar su particular Feria de San Isidro con un trofeo.

MERITORIA CONFIRMACIÓN DE SERNA
No era el día más propicio para hacer el paseíllo para un bético, pero a Las Ventas, por mucho que pese, no se puede decir no. Más con una confirmación de alternativa de por medio. Un momento clave en la trayectoria de un torero, que Serna cumplió vestido de plata de manos de Urdiales. Se hizo presente el sevillano con un quite por tafalleras ante un serio astado. Firme y sereno confirmó Serna ante un ejemplar que tuvo emoción en el inicio, pero que fue a menos fruto de su falta de fondo. Dejó muestras de templanza y madurez, con buenas formas, dentro de un trasteo que le sirvió para coger confianza, aunque no terminó de romper. Finalizó con decisión a espadas y su labor fue silenciada.

Para completar su lote, se fue con todo a chiqueros para recibir a portagayola a un astado estrecho de sienes y fino de cabos, al que después templó a la verónica con mucho gusto. Tuvo emoción el toro y tranco, y Serna se mostró firme, asentado de plantas, y muy templado. Entregado y enrazado, dejó una sólida y meritoria confirmación. Fue tal la entrega que recibió un puntazo en la cara. La actitud con la que anduvo durante todo la tarde la puso en liza en la suerte suprema y cobró un certezo espadazo para pasear una oreja.

URDIALES, SIN LOTE
El segundo toro de la tarde echó la cara arriba en el caballo y se partió la punta del pitón izquierdo. Después, hizo caso omiso a los capotes. El gazapón y manso comportamiento del animal, sin entrega, fue la tónica dominante de un trance sin lucimiento. Apenas un inicio de muleta, en el que Urdiales le dedicó a El Rosco un manojo de detalles por bajo, con trincherillas con sello riojano, por si el día de antes no le terminaron de gustar los de Morante. Después, un fundido a negro.
Urdiales dio paso a un negro salpicado, armónico de hechuras, que tuvo fijeza en el tercio de varas. Esa cualidad la proyectó en la muleta, donde planteó prontitud y repetición, aún falto de temperamento. Valió para que Urdiales dejara pasajes estimables, sobre todo cuando le bajó la mano, pero en esa tesitura al toro le costó más entregarse y el trasteo no despegó.
Ficha
Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid). 18º festejos de la Feria de San Isidro. Lleno de ‘no hay billetes’. Toros de El Torero, desiguales de presentación.
Diego Urdiales, silencio y silencio.
Andrés Roca Rey, silencio tras petición de oreja y oreja.
Rafael Serna, que confirmó alternativa, silencio y oreja.
Se desmonteró Francisco Durán ‘Viruta’ tras parear al tercer toro.
