El Adelantado de Segovia
martes, 23 diciembre 2025
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN
El Adelantado de Segovia

Enseñar sin libros

por Julio Montero
25 de agosto de 2021
JULIO MONTERO 3
Compartir en FacebookCompartir en XCompartir en WhatsApp

Renovarse Navidad

En defensa de Pedro Sánchez

Ena, la serie Woke

Hay mucha gente moderna que piensa que los libros son una cosa innecesaria en la actual sociedad digital, aunque luego se ponen a hablar de la importancia de los libros digitales. Otros gurús de la educación contemporánea han descubierto que no se puede dejar a los niños sin jugar, porque eso les priva de una necesaria fuente de socialización y aprendizaje y enseguida nos presentan toda una serie de juegos diseñados por ellos o por gentes muy inteligentes a las que admiran y que habría que poner como obligatorios en todas las escuelas. Por supuesto, no faltan los defensores de la educación como un proceso de descubrimiento en el que los niños (algunos ya con casi 18 años), acompañados en ese proceso por sus profesores, van incorporando las leyes físicas, los procesos matemáticos, el medio ambiente (en realidad el ambiente entero si te fías de sus promotores)…

Naturalmente las posibles deficiencias que se observan en los resultados al aplicar estas modernas concepciones nunca son achacables al estudiante en ninguna de sus facetas. Esa bondad natural del buen salvaje si se trabaja adecuadamente, según estas modernas tendencias, va produciendo salvajes buenos, en el sentido de salvajes casi perfectos como salvajes.

El qué hacer luego con tanto salvaje no ofrece de momento problemas. De una parte por una eficacia del sistema. De otra, porque las limitaciones que aún presenta pueden subsanarse. Como se decía, esa ruptura de la trazabilidad del proceso educativo se va suturando merced a dos factores. El primero, es su asimilación en los partidos políticos. De momento en las juventudes y en los militantes de acción para actos políticos de la nueva propaganda: actores en intervenciones orales y audiovisuales en los mítines, expertas en desnudarse si lo pide la ocasión, insultadores profesionales, comisionistas, gánsteres, estafadores, extorsionistas, chilladores de escraches, chantajistas, quemadores de contenedores, expertos en ruptura de escaparates de comercio de lujo y reventadores de cajeros de banco y su democratización en grandes superficies, hipermecados, etc.

El otro factor que facilita enormemente la asimilación de los salvajes que produciría el sistema, aplicado de manera genuina, son los profesores que se niegan a seguir estas orientaciones imperativas de la moderna pedagogía y deciden ejercer la profesión para la que se prepararon, que, básicamente, sean o no cristianos, coincide con la bienaventuranza primordial de las contemporáneas sociedades del conocimiento: enseñar al que no sabe. Los pobres todavía piensan que ellos saben algo que los estudiantes ignoran y que tienen el deber de transmitirlo. Ellos son los causantes de que no haya tantos salvajes como correspondería a un sistema tan meticulosamente calculado para ello. No quisiera convertir esta columna en una denuncia, pero así son las cosas: hay un resto de profesores en nuestro sistema educativo que lamentablemente no se han enterado de qué se espera de ellos.

No caen en la cuenta de que ellos han sido muy maleducados. Se encontraron con profesores que les enseñaron a leer y a escribir, les forzaron a ello. Más aún: con seis, siete u ocho años leían en voz alta un libro que seguían los demás pupilos, a veces hasta obligándoles a seguir la línea con el dedo. Y un ejército de opresores, si te descuidabas, les preguntaba qué significaba lo acababan de leer; desde luego para mantener indudablemente una posición de dominio sobre ellos y hacerles notar su superioridad y llenarlos de complejos. Claro: no es extraño que ahora quieran ellos manifestar esa antidemocrática soberbia ante sus alumnos.

¡Y qué decir de las matemáticas! ¡Ese absurdo empeño en que resolviesen ecuaciones de segundo grado con 14 años! ¿Para qué sirve? ¿Y el teorema de Thales con 12? ¿Y el de Pitágoras a la misma edad? ¿A quien se le ocurrió seleccionar a los candidatos a un bachillerato que se empezaba con 10-11 años del traumático en que se hacía? Era verdaderamente traumático: un dictado en el que tres faltas ortográficas te eliminaban; una división, de cuatro cifras de divisor, que tenías que clavar con la prueba de multiplicar; y un examen oral ante un tribunal ¡Con diez años! Claro, la gente que pasó por eso no puede ser normal. Si ni siquiera tenían asistencia sicológica los pobres (quizá fuera porque no existían aún los estudios de psicología en España).

Esas personas con tantas deficiencias acumuladas en su formación pre-intelectual acabaron de estropearse definitivamente en sus estudios universitarios. Sí: como lo oyen: ESTUDIOS. Gente tan maleada en su carácter, acostumbrada a pasar cribas de selección para acceder a niveles superiores de educación (reválida de bachillerato elementa, reválida de bachillerato superior, Preu o COU) que probablemente se alegrarían por sus éxitos; sin pensar en su pobres compañeros que tuvieron que centrar más sus esfuerzos en la socialización diurna, vespertina y nocturna abriendo nuevos cauces al entretenimiento para preparar así esta nueva sociedad más igualitaria en opciones de ocio. En fin: ¡unos insolidarios!

No es extraño encontrar entre estos profesores amantes de los libros (así: amantes), y de los antiguos, los impresos que tantos gérmenes infecciosos acumulan. Hay que crear un cuerpo de inspectores que analicen esas enfermedades intelectuales (¿psíquicas?) de las que no hay que descartar su carácter venéreas (¡amantes de libros! ¡casi nasa!)

Claro. No es extraño que personas tan poco integradas, tan individualistas, posiblemente enfermos, pretendan hacernos creer que tienen algo que transmitir. Como si su trayectoria vital ofreciera algún rasgo imitable.

Desde luego la sociedad está cada vez más preparada para hacer frente a esta pandemia vergonzosa y vergonzante que pretende establecer diferencias (¡calificaciones dicen!) por lo que se sepa: como si tener buena memoria fuera una cualidad, como si deducir tuviera interés social, como si saber distinguir ocho de ochenta sirviera para algo, como si saber leer fuera necesario en la sociedad del audiovisual, como si la gramática tuviera vigencia. En fin: restos de antiguas limitaciones de la humanidad que habrá que extirpar en nuestro camino hacia la bondad (naturalmente salvaje).


(*) Catedrático de Universidad.

Compartir en Facebook122Compartir en X76Compartir en WhatsApp
El Adelantado de Segovia

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

  • Publicidad
  • Política de cookies
  • Política de privacidad
  • KIOSKOyMÁS
  • Guía de empresas

No Result
View All Result
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda