Olivier Rioux es un chaval canadiense de 13 años que mide 2,18 y que jugó con el Real Madrid hace unas semanas el torneo internacional U13 de baloncesto de Castedefells, con sello FIBA.
La altura a que se encuentra el aro en esta categoría está un poco más de 40 centímetros por encima de su estatura, por lo que se pueden imaginar cómo es capaz de encestar. Y si no se lo imaginan, miren en Youtube y lo verán. La verdad es que el chico no se mueve nada mal y domina el pase, uno de los conceptos más difíciles de este deporte, con bastante soltura para su edad. Todo esto, por supuesto, le augura un futuro en este deporte con magníficas expectativas.
Viendo las imágenes de los partidos de ese torneo, no hace falta ser un lince para darse cuenta que Olivier compite en unas condiciones que no son las comunes en cualquier competición, ni lo serán cuando el chico se haga mayor. Su amplia superioridad física compitiendo con chavales de su edad provoca muchas preguntas. Preguntas no sólo sobre su futuro, sino sobre el de los compañeros con los que comparte competición y entrenamientos.
Al no ser las condiciones habituales de la competición, tanto el propio Olivier, como sus compañeros de equipo y los del otro se desenvuelven en un entorno que no es el que se van a encontrar en condiciones normales. Y esto no es bueno para el desarrollo y la formación de estos chicos. Sobre todo, para Oliver y sus compañeros, que lo viven en cada partido que jueguen. Los de los otros equipos, al fin y al cabo, será algo excepcional, y hasta tendrá gracia.
Supongo que la solución para sus compañeros será que Olivier suba de categoría y compita y entrene con chicos de su estatura… o aproximada. El problema para el propio Olivier será que los chicos de más edad cronológica, también biológica, estarán más fuertes, más rápidos y saltarán más, lo que no se corresponde con el desarrollo físico y locomotor de un chico que, evidentemente, con esa estatura y complexión, aún tiene que desarrollar. Difícil solución.
Este caso tan excepcional no es comparable a otros muchos en que el desarrollo físico del deportista, por encima o por debajo del habitual, no se corresponde con el común a su edad cronológica. Sin embargo, sí puede dar una idea de la conveniencia de, en ciertos casos, integrar excepcionalidades en las categorías de formación, bien por peso y estatura, bien por otras condiciones del desarrollo del menor.
