No pudo ser el oro, pero fue el bronce que sabe a ‘gloria’, terminaron diciendo los componentes de la selección Española de balonmano al término del último Mundial celebrado en Egipto.
El hecho de llegar a las semifinales ya se puede considerar un éxito. La élite del balonmano mundial sigue estando en Europa aunque vayan empezando a despuntar otros países, como Brasil, Egipto y Argentina, que están colocando a jugadores en las ligas europeas y a la vez contratando técnicos europeos para trabajar bien sea en sus clubes, escuelas, e incluso en Selecciones inferiores, tanto de hombres como de mujeres.
En Europa son seis la selecciones que copan normalmente las clasificaciones finales de cuantos torneos se celebran ya sean Europeos, Mundiales u Olimpiadas. Esta vez, el oro fue Dinamarca, la plata Suecia, el bronce España y cuarto Francia, quedando sin premio, Alemania y Croacia que son las selecciones que componen el sexteto que se reparten los primeros puestos.
El tercer puesto es el premio a un trabajo perfecto y planificado, aun habiendo tenido que luchar también con el gran obstáculo de la pandemia. Emocionaba ver a los seleccionados escuchar a Jordi Ribera en los minutos de descanso, la concentración era total. Son una autentica piña con un director de orquesta, que les convoca sabiendo que le van a responder.
Se habló de bajas, por edad, esta será la última, pero todos irán a la Olimpiada. De todos los seleccionados tan solo cinco juegan en España, cuatro en el Barça y uno en el Ademar. Los demás están repartidos por Europa, y cuatro son los entrenadores españoles al frente de selecciones cuartofinalistas.
