Con un lenguaje combativo, sin sutilezas pero con buenas dosis de ironía, un grupo de alumnos y profesores reclamaron ayer la continuidad de las obras de construcción del campus María Zambrano. Quieren mostrar que no hay lugar para el conformismo en la comunidad universitaria y que la paciencia de quienes pagan una matrícula para recibir una formación en unas instalaciones adecuadas se asfixia en las estrecheces de un complejo a medio construir. Para que su mensaje alcance mayor eco y llegue a los despachos de la Consejería de Educación, los universitarios presentaron sus reivindicaciones con un montaje, —entre la parodia y la sátira—, de la que esperan algún día cercano sea la ceremonia de inauguración de la cafetería y de las instalaciones deportivas del campus.
La protesta ha sido promovida por el colectivo ‘Segovia en vela’, integrado por estudiantes, profesores y personal de administración y servicios de la Universidad de Valladolid. Sobre las nueve y media de la mañana comenzó a impartirse una clase en el solar donde está previsto levantar la mitad del complejo universitario que, a partir de la propuesta Kaplan presentada en 2005, diseñaron los arquitectos José Ignacio Linazasoro y Ricardo Sánchez González y del que solo se ha hecho realidad el aulario y la biblioteca.
Entre hierbas y escombros, los alumnos de tercer curso del grado en Educación Primaria siguieron las enseñanzas de su profesor de Educación Física, y juntos prepararon un circuito de deportes populares que después fue inaugurado por una simbólica delegación institucional. Desde la emblemática ágora del campus María Zambrano partió el desfile de autoridades que, en este caso, realizaron estudiantes con pancartas en las que se podía leer «Hay que seguir peleando. 2º fase YA»
Curiosamente, la persona encargada de cortar la cinta inaugural del imaginario edificio universitario fue Carlos Calvo, un joven que hace catorce años, cuando Magisterio, hizo este mismo gesto con el mismo objetivo: luchar para que Segovia tenga un campus digno. La ceremonia del siglo pasado, como comentaban con ironía los que compartieron la experiencia, se llevó a cabo en unos terrenos próximos a la carretera de la Granja donde durante un tiempo estuvo programado levantar una ciudad universitaria.
El amplio grupo de personas concentradas ayer en el solar, entre los que se encontraban el decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación, Agustín García Matilla, y el director de la Escuela de Magisterio, Andrés Palacios Picos, mostraron su intención de mantener viva la llama reivindicativa para lograr dotar a Segovia de un campus completo. “Reclamamos unas instalaciones dignas para desarrollar una educación transformadora de la que se nutra esta ciudad”, señaló García Matilla. Palacios Picos definió la parálisis que sufre el proyecto del campus como “una vergüenza” contra la que hay que rebelarse en favor de “las generaciones de compañeros que van a venir” . Pidió a los jóvenes que no se conformaran con el hecho de haber podido ocupar el emblemático edificio del aulario y la biblioteca y mantuvieran la aspiración de tener un campus con laboratorios, plató, aulas específicas, despachos, áreas para la investigación, instalaciones deportivas, residencias de estudiantes y una cafetería.
Los representantes de ‘Segovia en vela’ aseguraron que la crisis no es la responsable del bloqueo de las obras, más aún consideran que los responsables de la Junta que utilizan este argumento “no tienen decoro” e “insultan a nuestra inteligencia” porque, según defendieron en un manifiesto, si el campus está incompleto es “porque durante años se han concedido privilegios a la privada en detrimento de la enseñanza pública. “Hoy cuando se intenta confundir a la opinión pública diciendo que el campus está ya, aquí estamos nosotros para recordar que nos falta lo que prometieron. Y que lo prometido es deuda”, señaló una estudiante que dio lectura al manifiesto de ‘Segovia en vela’.