Mansur lleva cuatro años viajando a España, a Segovia, para pasar el verano dentro del programa Vacaciones en Paz de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui. Tiene diez años y para su familia de acogida, en Madrona, su nombre es relativamente popular, porque es el del líder militar y religioso musulmán Almanzor (S. X-XI), que a su vez da nombre al pico más alto del Sistema Central, en la vecina sierra abulense de Gredos.
Cuenta Carlos Bernaldo de Quirós, quien tiene un hijo casi de la edad, que para los chavales lo mejor es repetir con la misma familia y recuerda como el primer año Mansur ni siquiera sabía subir y bajar escaleras —en los campamentos del desierto argelino, donde vive, no las hay— y algún que otro trompazo se cayó hasta que terminó por acostumbrarse.
Bernaldo de Quirós y su familia están encantados con la experiencia: “Es muy bonita y positiva”, cuenta, “aporta más que nosotros a él, poque al final son cuatro cosas materiales que no llevan a ningún sitio”.
Madrona será este año el destino de dos niños saharauis pero en total serán diecisiete los que pasarán el verano con familias segovianas en puntos de la provincia tan distantes como Corral de Ayllón, Olombrada, Fuentesauco, La Losa, San Cristóbal de Segovia y la propia capital.
Vía Valladolid, donde aterrizó el avión procedente de Argelia, llegaban ayer a la sede de CCOO poco después de las once de la mañana y acompañados de Luis Yuguero, presidente de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui en Segovia. Las familias esperaban expectantes, casi todos emocionados porque algunos niños repiten estancia con ellos y se han forjado lazos afectivos muy grandes. El próximo lunes llegará el resto de niños saharauis para reunirse con su “familia segoviana”.
La asociación hace un seguimiento y organiza algunas actividades durante los dos meses veraniegos en los que permanecen en la provincia pero son los integrantes de estas familias quienes procuran “que no se sientan solos en ningún momento”.
Yeyo Quintanilla, integrante de la organización, destaca que son niños queridos por sus familias saharauis pero el objetivo de la campaña es que pasen unos días alejados de las duras condiciones de los campamentos de refugiados de Tinduf (con un clima extremo donde las temperaturas son muy elevadas en verano). Además, tendrán oportunidad de convivir con otros niños y adultos en un ambiente muy diferente, alimentarse sin restricciones e incluso se someterán a un reconocimiento médico y obtendrán así una ficha que podrá ser de utilidad dentro del sistema sanitario de los campos de refugiados.
Quintanilla recuerda también que su estancia en Segovia es una manera “de dar a conocer a todo el mundo la vergüenza de los campamentos de refugiados y el problema del Sahara Occidental, una cuestión que, según sostiene, “es responsabilidad de todos los gobiernos democráticos que ha tenido España, desde Suárez al actual, ya que la ONU considera que es la antigua metrópoli quien debe contribuir activamente a resolver el conflicto con Marruecos”.
