Eran las dos de la madrugada del 11 de noviembre de 2007. En el interior de un bar de copas del centro de Segovia tres jóvenes, dos de ellos menores de edad, se enzarzan en una pelea y uno de estos últimos sufre luxación en un hombro.
Seis años y medio después el Juzgado de lo Penal fue ayer escenario del juicio por un presunto delito de lesiones contra el único de los implicados que era mayor de edad en ese momento, quien se enfrenta a una pena de hasta ocho meses de prisión y al pago de hasta 2.000 euros como indemnización.
Con anterioridad, el Juzgado de Menores de Segovia archivó el procedimiento seguido contra los dos menores, en el que ambos se acusaban mutuamente de agresiones con resultado de lesiones.
El joven que sufrió la dislocación del hombro derecho aseguró ayer que no era la primera vez que los presuntos agresores se metían con él. “Formaban parte de un grupo de esa tipología, con la cabeza rapada y con crestas… Y antes habían ido a mi pueblo, donde también intentaron agredirme”, sostuvo.
Un amigo que se encontraba con él en ese momento afirmó en el juicio que “la pelea duró tres segundos” y los jóvenes implicados enseguida fueron separados por empleados del establecimiento.
La fiscal mantiene que hubo un mutuo enfrentamiento que inició uno de los supuestos punkis, el menor de edad, empujando al denunciante, sumándose a continuación a la pelea el acusado. La representante del Ministerio Público considera que fueron dos contra uno en ese enfrentamiento y posiblemente uno de ellos agarró por detrás al denunciante mientras el otro le golpeaba. El abogado de la acusación pone de relieve, además, que de las declaraciones de los testigos se deduce que fueron los punkis quienes alteraron el orden del local, y por ello fueron expulsados del mismo, mientras su cliente pudo permanecer en él.
Por el contrario, la letrada de la defensa insiste en que no hay pruebas que demuestren que el acusado causara la lesión del hombro. El presunto agresor declaró que solo intervino para separar a los dos menores y no golpeó a nadie.
Una reyerta por llamar gafotas y gorda a una pareja.- N. y J. eran pareja el 25 de octubre de 2009, cuando, a las siete de la mañana, estaban sentados, junto a un amigo, en un poyete o banco situado a las afueras de una discoteca de la localidad de San Rafael. En ese momento pasaron por allí dos jóvenes, entre ellos A., a quien N. pidió un papelillo para liar un cigarro. Hasta ahí las declaraciones coinciden pero algo desencadenó una discusión entre ellos que acabó con al menos dos heridos, que fueron atendidos por personal sanitario de heridas sangrantes, y años después en los tribunales con cuatro personas acusadas de delitos y/o faltas de lesiones.
En la vista oral celebrada ayer en el Juzgado de lo Penal, los implicados mantuvieron dos versiones distintas. Por un lado, el hombre y la mujer que entonces eran novios afirmaron que A. les vaciló e insulto llamándoles “puto gafotas” y “puta gorda”, mientras este joven, que resultó herido en la cabeza, dijo que lo único que hizo fue reirse, junto a su amigo, cuando le pidieron el papelillo.
En este sentido, A. aseguró en el juicio que la mujer le agarró, golpeó y empujó hasta arrojarle contra una valla, abriéndose la ceja derecha. Posteriormente entró en escena una cuarta persona, R., a quien la entonces pareja acusa de golpearles y romper las gafas del varón. La mujer es quien se enfrenta a mayor pena, hasta 9 meses de prisión y al pago de una indemnización que podría superar los 3.000 euros. Los cuatro letrados de los acusados piden la absolución para sus clientes.
