El Ayuntamiento pondrá en marcha la segunda fase de la intervención en el Acueducto para atajar el problema de las humedades y filtraciones provocadas por la deformación del canal de plomo, instalado en la última rehabilitación integral del monumento realizada entre 1992 y 1999, así como el tratamiento para evitar que aniden las palomas en las oquedades, con el consiguiente efecto nocivo a causa de los excrementos.
Así lo confirmó la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, en declaraciones realizadas a EL ADELANTADO a pie de obra, en los días de finalización de la primera fase de intervención. Las obras aprobadas por la Comisión Territorial de Patrimonio, tras casi una década de discrepancias entre la Junta y el Ayuntamiento, se han centrado en los tramos de inicio y final del recorrido elevado del monumento construido entre los siglos I y II d.C. y seña de identidad de Segovia.
Luquero explicó que con la segunda fase que abordará el tramo central de doble arcada se habrá completado la intervención en los 839 metros de Acueducto que tenían instalado el mencionado canal de plomo “y cuya deformación estaba atacando gravemente a nuestro monumento más emblemático”. Para acometer la parte que falta, será necesaria una modificación presupuestaria que deberá ser aprobada por el pleno de Ayuntamiento, en torno a 20.000 euros, según aseguró la alcaldesa.
En palabras de la concejala de Patrimonio Histórico y Turismo, Claudia de Santos, “una vez solucionado el problema en las zona en las que era más urgente intervenenir, ahora no tendría sentido dejar toda la parte central sin hacer”. De Santos destacó que se “trasladaría el problema al tramo original romano”, el de doble arcada y con una altura de hasta 28,90 metros.
Los trabajos
En lo que se refiere a la fase ejecutada, se trata de la parte del monumento desde el desarenador de la calle San Gabriel hasta la plaza de Díaz Sanz, la conocida como parte “medieval” por ser un tramo reconstruido en el siglo XV, por orden de los Reyes Católicos, y la de los arcos de la plaza de Avendaño hasta el Postigo del Consuelo, con arcadas del siglo XIX. La intervención de cerca de 400 metros de longitud contó con una inversión de 30.000 euros, financiados por Bankia. Una vez finalizadas las dos fases, los técnicos calculan que se habrán retirado cerca de 20.000 kilos de plomo.
El técnico responsable de la dirección de obra, Eduardo Sánchez, destacaba que estas dos zonas presentaban serios problemas de filtraciones provocados por el deterioro del canal de plomo, instalado en la fase de rehabilitación de los años 90, con la idea de hacer correr el agua por él. Hecho que sólo sucedió un día en febrero de 2000, con motivo de la finalización de la obra.
Sin embargo, la presencia de este objeto extraño sobre el canal de piedra del siglo XV (que es el que permanece visible en la parte superficial) ha generado un serio problema de conservación a corto plazo, tal y como explicó Julio Barbero, responsable de la empresa formada por artesanos y especializada en intervenciones en monumentos y esgrafiado, que ha acometido los trabajos.
Unos y otros trasladaron la misma opinión sobre el efecto de la retirada del canal y el rejuntado con cal hidráulica para su impermeabilización. En palabras de Sánchez, “es eficaz, sencilla, económica, y está consensuada con los técnicos de la Junta”. Una condición necesaria para la intervención en el monumento declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985.
Plan director
Desde aquella rehabilitación, una de las claves que agrandaron los problemas de deterioro y filtraciones se debía a la inexistencia de un plan de gestión y conservación, que recogiese por ejemplo, el mantenimiento semestral del canal de plomo, sugerido en el final de obra del proyecto desarrollado bajo la dirección de Francisco Jurado.
En marzo de este año, la Junta de Castilla y León anunció la finalización de redacción del Plan Director del Acueducto de Segovia, a disposición del Ayuntamiento, como propietario, es el responsable de las labores de conservación que sean precisas, con independencia de cuál sea la fuente de financiación, y siempre bajo la supervisión de Patrimonio.
Entre las actuaciones debería figurar un mantenimiento anual del canal, supervisión del estado de conservación e implementar dispositivos que permitan una atención continua al Acueducto.
Al respecto Barbero, destacaba las posibilidades del acabado final de esta intervención, “el mantenimiento es mínimo y muy sencillo, con un simple paseo por el canal se puede controlar el estado de los morteros y su reposición. Antes, al estar tapados por el plomo era muy complicado saber su estado real”.
De la misma forma, el Acueducto recibirá el tratamiento para reducir el número de nidos de palomas, otro de los problemas más graves del monumento. Una vez descartada la opción de colocar ovillos de nylon que se barajó en un primer momento, finalmente se rellenarán los huecos con piedras de granito.
Puedes ver los detalles de la primera fase y fotos pinchando aquí.