La persecución de depredadores como zorros o rapaces es una práctica muy extendida en el medio rural por considerar a estos animales enemigos de las especies cinegéticas y, en menor medida, por atacar a la cabaña ganadera. Uno de los métodos tradicionales empleados para ‘controlar’ la población de depredadores es la utilización de veneno. Actualmente, a pesar de que es un delito tipificado en el Código Penal con hasta dos años de cárcel y que también figura como infracción muy grave en la Ley de Caza de Castilla y León, con sanciones que pueden llegar hasta los 60.000 euros, los envenenamientos en la fauna regional están lejos de reducirse.
Según datos de WWF, de 2005 a 2010 se encontraron en Castilla y León casi 350 animales envenenados: 248 milanos reales, 16 águilas imperiales y tres osos pardos, todas especies en peligro de extinción, así como 41 buitres negros y 28 alimoches, aves vulnerables según el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Sólo en lo que va de año ya se ha confirmado el envenenamiento de unas 40 aves, a las que hay que sumar varios zorros, cifra que en conjunto supera los 23 animales muertos el pasado año.
Los últimos casos de envenenamientos en la región se han registrado en Zamora, en las localidades de Pobladura del Valle y Torre del Valle, donde en marzo aparecieron muertos trece milanos reales -especie vulnerable- y uno negro -especie protegida-, y en una finca propiedad de la Casa de Alba ubicada en el municipio salmantino de Larrodrigo, donde en enero se encontraron muertos durante una montería once perros, varios zorros, un cuervo, seis busardos ratoneros y dos milanos reales. Además, en mayo y también en cotos de caza de la provincia zamorana se hallaron trece milanos reales y un zorro muertos.
El uso de cebos envenenados fue una práctica legal hasta 1983, reconocida incluso en la Ley de Caza de 1879. Su puesta en práctica llevó al borde de la extinción a numerosas especies de aves rapaces que sólo comenzaron a recuperarse tras prohibirse su utilización.
La estricnina, el veneno más común utilizado hace unos años, ha sido sustituido por herbicidas o pesticidas que se pueden adquirir legalmente en cualquier establecimiento de productos fitosanitarios y cuya ingesta, aunque sea en pequeña cantidad, es mortal para un sinfín de animales.
Según destaca la Unidad Canina de Detección de Cebos Envenenados, cuerpo de la Guardia Civil especializado en la investigación de este delito y creado en 2007, el producto ‘estrella’ ahora es el ‘Temik’, un herbicida cuya comercialización ya está prohibida y que se utilizaba para tratar explotaciones de cítricos y de patatas.
Basta introducir una pequeña cantidad de estos compuestos químicos en un trozo de carne para elaborar un cebo mortal, aunque en el caso del ‘Temik’, una dosis grande puede ser letal para cinco niveles de la cadena trófica, es decir, es un método de matar que no distingue en absoluto ni a quién, ni a cuántos.
