Jornada de reencuentro y emociones la vivida en la localidad el pasado fin de semana. Un nutrido grupo de antiguos alumnos el colegio celebró un reconocido acto de homenaje al que fuera su maestro en la década de los años 50, Miguel Iborra. A la cita, cuyo acto central, tuvo lugar en la iglesia parroquial, no faltaron buena parte de aquellos colegiales, el maestro acompañado de su familia y un buen número de vecinos.
Los actos se fueron sucediendo con la participación de los presentes. En primer lugar, intervinieron varios de sus antiguos alumnos, dedicando al homenajeado, unas palabras, y haciéndole entrega de una placa conmemorativa del acto.
Después, el momento se congeló con un semblante de sentimiento y emoción, cuando una de las nietas de don Miguel, leyó un texto cargado de sentimiento y recuerdos, agradeciendo el feliz momento que suponía regresar a Armuña. En sus palabras, recordó también a su abuela Magdalena, ya fallecida.
Sin duda alguna, el texto ofrecido por la nieta de Miguel, titulado ‘La ventana de la escuela de Armuña’, supuso todo un repaso a la vida, experiencia, familia, el pueblo y vivencias tanto profesional como social en la localidad, que levantaron la emoción al momento, y a la vez más de una lágrima, relatando como Miguel llegó procedente de Moforte del Cid en Alicante a tierras de Castilla, cuando conoció a Mariano Cuesta, de Veganzones, uno de sus amigos más influyentes.
Segovia le regaló a su mujer, Magdalena, “y también le dejó ejercer su vocación de maestro con los niños más buenos y simpáticos del mundo,(…), Armuña era la vida sencilla, y apacible, la gente, buena noble amable y trabajadora”, relató. Para seguir recordando, “ahora, cuando nos falta nuestra abuela; cuando parece que aquella familia se dispersa por culpa de trabajos, hijos, responsabilidades, Armuña vuelve a surgir y nos vuelve a juntar: Y quizá, este acto homenaje que le hacen sus alumnos al abuelo, sea eso que me dijo mi papa, un regalo que la abuela nos hace”, subrayó.
Seguro que desde el cielo, aparte de volvernos a insistir “tenéis que querer mucho al Abuelo”, nos estará diciendo “no rompáis el viejo álbum gris de Armuña porque allí está nuestro corazón”.
Otro momento especial fue cuando los hijos de don Miguel visitaron la casa en la que nacieron y crecieron, y que a pesar de haber sufrido algunos cambios, ellos recordaban todo perfectamente. Además, don Miguel e hijos tuvieron la oportunidad de encontrarse con la antigua maestra, que daba clase a las niñas en la misma época que Miguel ejercía con los niños y profesora de sus hijas, doña Sagrario, que sus 102 años vive en Armuña manteniendo un agradable reencuentro. Una vez finalizados los actos en la iglesia, los asistentes se trasladaron al salón de actos del ayuntamiento donde compartieron un aperitivo y recordaron algunas anécdotas e historias.