Harina, agua, levadura, ralladura de naranja y de limón, agua de azahar y el cariño que ponen las manos maestras de los artesanos pasteleros que trabajan en los obradores segovianos hacen posible todos los años que lleguen a la mesa de miles de hogares segovianos los ricos roscones de Reyes, el postre que sirve para celebrar la llegada de los Magos de Oriente o hacer más dulce la espera durante la noche.
Durante estos días, la actividad de las pastelerías segovianas es incesante para intentar cubrir la demanda del tradicional postre, y aunque es dificil realizar un cálculo preciso, fuentes del sector estiman que cada establecimiento venderá algo más de un millar de roscones de distintos tamaños y precios.
Aunque la tradición define el roscón como un postre “de bollo seco”, las preferencias de los consumidores han llevado a los pasteleros a adaptarse a sus gustos, introduciendo rellenos de todo tipo para poner un punto más de sabor al que de por si ya tiene este dulce. Así, la crema, la nata y la trufa son los sabores más demandados por el público, que también apuesta por otras variedades como el cabello de ángel.
Pese a ello, los profesionales siguen apostando por el roscón tradicional, y consideran que este postre “si está bien hecho, no necesita ningún relleno”. “Un buen roscón es como un buen café —asegura un veterano profesional de la pastelería—, que para disfrutar todo su sabor es mejor tomarle solo”.
La crisis económica hará también su triste acto de presencia a la hora de decidirse por este postre, y aunque los pasteleros confían en mantener las ventas, son conscientes de que puede haber un ligero retroceso. En este sentido, los profesionales han optado por mantener prácticamente invariables los precios con respecto al pasado año, ya que es mejor “sembrar ahora para recoger más tarde”.
Como manda la tradición, no habrá ningún roscón sin sorpresa, uno de los tesoros más preciados durante estos días, y tampoco faltará la popular haba que significa a quien la encuentre en su porción como el “rey de la fiesta”. También son muchas las personas que aprovechan esta tradición para incluir dentro del roscón algún regalo de mayor valor con el que sorprender a los comensales; dando un valor añadido a una jornada marcada por la ilusión y la magia.
