Aunque aún no se ha esclarecido nada sobre su muerte, sí ha transcendido el último deseo del exlíder libio Muamar el Gadafi. Al parecer, además de pedir que le enterraran en Sirte, el coronel transmitió a sus allegados en los últimos meses de resistencia ante los rebeldes que prefería «morir a ser juzgado por Luis Moreno Ocampo», el fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional (TPI).
El dictador así se lo hizo saber a la gente de su entorno, incluido el jefe de su guardia personal, Mansour Dhaou, que fue una de las cinco personas que siguieron al lado del mandatario hasta el momento de su captura el pasado 20 de octubre en el bastión de su régimen.
Dhaou detalló ayer los últimos momentos que pasó Gadafi con los combatientes que resistían el embate de los rebeldes en Sirte y cómo intentó huir de madrugada en un convoy formado por unos 40 vehículos con destino a Jaaraf, la aldea en la que nació el exmandatario y en la que fueron enterrados sus padres.
La caravana, marcada por la «desorganización» de sus integrantes, se puso en marcha en torno a las 03,00 o las 04,00 horas de la mañana y fue detenida por el impacto de un misil lanzado por las fuerzas de la OTAN.
«El plan falló cuando teníamos que meter a los heridos en los vehículos. Todo fue caótico. La idea era ir a Jaraaf, a una treintena de kilómetros al oeste de Sirte. Allí nació Gadafi y allí fueron enterrados sus padres. Es como si hubiera querido morir en casa», explicó el hombre de confianza del coronel.
