Si los dirigentes del PP jugaran a apostar por el sucesor de José Luis Rodríguez Zapatero, la carrera estaría así: el favorito es Alfredo Pérez Rubalcaba, le sigue a distancia José Bono, y ya muy rezagada aparece Carme Chacón, que hace unos días levantó una gran polvareda mediática al indicar que España está preparada para tener una catalana como presidenta.
Aunque los altos cargos del Partido Popular, Mariano Rajoy incluido, insisten en que los problemas sobre la sucesión en el PSOE no les quita lo más mínimo el sueño, lo cierto es que hablan de ello a menudo, más en privado que en público, principalmente en corrillos sin cámaras ni grabadoras, y apenas en las comparecencias ante los periodistas.
El líder nacional sigue la consigna al dedillo: en sus intervenciones públicas no cita el asunto -«la verdad es que no le preocupa lo más mínimo», asegura un dirigente de su círculo más próximo-, y en privado suelta con cuentagotas algún comentario.
A finales de 2010, en Maspalomas, en conversación informal con los reporteros que cubrían la reunión interparlamentaria, el político gallego apuntó al presidente extremeño Guillermo Fernández Vara, y unos meses después, en Sevilla, durante la Convención nacional y también en un diálogo con los informadores, se decantó por Alfredo Pérez Rubalcaba.
El vicepresidente primero y ministro del Interior es por quien pujan la mayoría de los dirigentes consultados, pero en su hipotética elección ven bastantes pegas. Primero, «tiene mucho pasado detrás», dice uno de los máximos responsables del grupo; segundo, el caso Faisán «le quema las manos»; y tercero, «está marcado por el fracaso de la gestión de Zapatero».
No obstante, los dirigentes creen que es el aspirante idóneo entre los votantes socialistas, el que más gusta.
El único en Ferraz que puede ganarle, Zapatero al margen, es el presidente del Congreso. «Bono está metido de lleno en la batalla por la sucesión», asegura un alto cargo del PP, que enumera tres acontecimientos que probarían su teoría: el discurso de cierre de la gala de entrega de premios de la Asociación de Periodistas Parlamentarios, la entrevista con Zapatero en su despacho del Congreso, y el acto del 30 aniversario del 23-F.
En el primero, a juicio del anónimo dirigente, el ex jefe castellanomanchego hizo un discurso de gran protagonismo; en el segundo, con su ambigüedad sobre lo que trataron -«lo que estáis imaginando», comentó a los periodistas acerca de lo que pudieron hablar-, marcaba su territorio; y en el tercero, se dio enjundia institucional.
«Volverá a intentar ser el líder del PSOE», asevera una dirigente del PP que conoce bien al político de Salobre (Albacete). «Es su sueño», apostilla.
Sin embargo, según creen los cargos conservadores consultados, Bono, como Rubalcaba, tiene mucho pasado, su ADN socialista no concita el favor de los militantes del PSOE, y si al final fuera él, deberá sacudirse de algunos presuntos casos de corrupción.
Carme Chacón es la tercera en discordia. Para los cargos del principal partido de la oposición es la que menos posibilidades tiene, pero también es cierto, dicen, que es la más joven de los hipotéticos aspirantes y que reúne claramente un aspecto a considerar: puede ser la primera mujer en liderar uno de los dos grandes partidos nacionales de España.
Su pasado catalanista figura como el principal obstáculo que ha de sortear, opinan en el Partido Popular, donde, no obstante, se estima «la valía política» de la ministra de Defensa.
Rajoy, mientras, no se inmuta. «Él sigue a lo suyo», convencido, como está, de que la victoria electoral depende de sí mismo, algo que, según las encuestas, es cierto.
