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El trabajo, enemigo de la buena salud

por Redacción
4 de abril de 2011
en Nacional
La excesiva presión laboral genera patologías como la ergodependencia

La excesiva presión laboral genera patologías como la ergodependencia

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El refranero dice que El trabajo es salud, pero no es eso lo que piensan muchos asalariados españoles. De acuerdo a una encuesta realizada por Randstad, el 58 por ciento de ellos asegura que su empleo afecta a su estado físico, y más de una cuarta parte recalca que sus labores le generan en su día a día importantes momentos de estrés y ansiedad.

Al menos, y como un pequeño consuelo, el 21 por ciento de los trabajadores afirma que, de alguna manera, consigue evadirse y no verse afectado de forma notable por las tareas que debe realizar.

Más allá de los datos numéricos, el aumento de la presión laboral ha provocado en los últimos años el desarrollo de nuevas patologías, como la ergodependencia (incapacidad para desconectar de la actividad profesional), el tecnoestrés o la fatiga crónica.

Por supuesto, la crisis también ha afectado a esta área. El miedo a perder el empleo en una coyuntura económica tan complicada ha provocado que casi un tercio de los españoles reconozca que su labor le genera más nervios de los normales.

La idea se ilustra a la perfección con estadísticas; según el informe de Randstad, un 28 por ciento de los asalariados nacionales asevera que sus tareas afectan a su salud a menudo, y casi el mismo porcentaje relaciona sus dolencias con un estrés excesivo. Resulta contundente que únicamente en el 26 por ciento de los casos no se exprese queja alguna.

En definitiva, las cifras muestran una preocupante tendencia: los agobios creados por el trabajo y la necesidad de conservarlo a toda costa están causando cada vez más consecuencias negativas en la salud de los profesionales.

Para colmo, y en un afán de hacerse imprescindibles, numerosos asalariados renuncian a faltar ni siquiera cuando se encuentran enfermos, por miedo a hipotéticas represalias. El peculiar fenómeno, conocido como presentismo, no ha implicado un aumento de la productividad, porque los afectados se hallan en unas condiciones poco adecuadas.

los males. Ciertas patologías se están convirtiendo en comunes a causa de una elevadísima presión laboral. De entre ellas, destaca por ejemplo el llamado Burnout o Síndrome del quemado, que es un tipo de estrés prolongado motivado por la realización de esfuerzos que no se ven compensados. Se suele dar en trabajos sociales que implican el trato con personas e importantes exigencias emocionales.

Randstad ha identificado también a personas con una nefasta adicción al empleo. Ésta se caracteriza por la progresiva pérdida de control con respecto a los límites laborales, hasta el punto de que termina perjudicando a otros ámbitos de la vida cotidiana.

Este mal, llevado al extremo, se traduce en la ergodependencia, que obliga al asalariado a no descansar nunca, porque se encuentra totalmente refugiado en sus tareas profesionales.

Asimismo, se han detectado algunos casos de tecnoestrés, enfermedad vinculada al auge de las nuevas tecnologías, y que afecta principalmente a trabajadores que basan su actividad en el uso de internet y del correo electrónico. Los síntomas van desde molestias físicas, como dolor de cuello o cervical, hasta comportamientos como la consulta de los e-mails de forma compulsiva.

Por último, resulta crecientemente habitual la fatiga crónica, diagnosticada cuando una persona se siente agotada por un período de seis meses, si el cansancio no desaparece con reposo y siempre que coincidan cuatro de los siguientes indicios durante más de medio año: pérdida de la memoria reciente, incapacidad para concentrarse, dolores musculares, dificultad para dormir, complicaciones para descansar y molestias en la cabeza.

Para desarrollar el empleo sin tantos sobresaltos, Randstad recomienda la expansión entre la población de ciertos hábitos saludables. Por ejemplo, permanecer en la cama un mínimo de ocho horas diarias, aprender a delegar, organizar y priorizar las actividades y evitar la ansiedad con decisiones rápidas y efectivas.

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