La Obra Social de Caja Segovia dedicará próximamente una gran exposición, en las salas del Palacio del Torreón de Lozoya, a la pintura española del siglo XIX, en Segovia. Comisariada por Ana María Arias de Cossío, la muestra se inaugurará el próximo 5 de julio y podrá visitarse hasta el 7 de noviembre.
La muestra incluirá un centenar de piezas (dibujos, estampas, acuarelas, óleos y miniaturas), muchas de ellas inéditas, correspondientes a géneros tan diversos como la pintura religiosa, el retrato, el bodegón, pintura de historia y paisaje y realizados por un abanico muy amplio de artistas.
Entre las firmas, Ramón Bayeu, Mariano Salvador Maella, Francisco de Goya, Fernando Brambilla, Vicente López, Antonio y Carlos María Esquivel, José Gutiérrez de la Vega, Mariano Fortuny, Gutiérrez Losada, Luis y Ricardo de Madrazo, Aureliano de Beruete, Joan Brull, etc., algunos de ellos segovianos o estrechamente vinculados a Segovia, caso de Daniel Zuloaga, Mariano Quintanilla, Antonio García, Bartolomé Montalvo, Victorino López, Pedro Pérez de Castro, José María Avrial o Manuel López de Ayala.
Con la excepción de los numerosos trabajos sobre Goya, y de los estudios generales de historiadores como el Marqués de Lozoya, Jiménez Placer o Lafuente Ferrari, la historiografía artística española no se había ocupado demasiado de la pintura española del siglo XIX. Fue a partir de la década de los setenta del siglo pasado cuando empezaron a publicarse estudios monográficos sobre los artistas, principales centros creadores y periodos concretos.
Todo ello sirvió para ir teniendo un panorama de conjunto, pero, al mismo tiempo, revelaba que el panorama distaba mucho de estar completo, al faltar la catalogación y el estudio de otros centros regionales o locales que, hasta fechas ya recientes, se habían considerado de poca relevancia; sin embargo, estos centros descubren un panorama pictórico sorprendentemente rico, sin el cual, el conocimiento general de la pintura española del siglo XIX siempre sería muy parcial.
Tres capítulos
Tres son los principales capítulos de la exposición, comenzando por la época de la Ilustración y la Pintura Neoclásica, en el periodo comprendido entre 1780 y 1830, que marca en líneas generales el arte del Neoclasicismo español. En este periodo que hay que considerar dos momentos: el primero, cuando nuestros pintores, estimulados por Antonio Rafael Mengs (artista al servicio de Carlos III), defienden la vuelta al clasicismo; el segundo es el momento del Neoclasicismo Español, que se produce tras la Guerra de la Independencia y el regreso de Fernando VII, periodo que prefiere una pintura ordenada, ajena a las novedades que Goya había dejado apuntadas.
Un segundo capítulo es el dedicado al Romanticismo; en el plano cultural, del Romanticismo puede decirse que se trata de una reacción anticlásica, que opone a la razón el mundo individual de los sentimientos, de manera que la sensibilidad, la imaginación y la pasión ocupan ahora el lugar que ocupaba la razón en la generación del clasicismo. Los tres focos principales de la pintura romántica en España se sitúan en Andalucía, Madrid y Barcelona.
El tercer capítulo es el del Realismo. El fenómeno de la Revolución Industrial y la convulsa situación social que determina el estallido de las revoluciones políticas que sobresaltan de continuo a países como Francia, llevarán a los artistas a plantearse su papel dentro de ese mundo en plena transformación. Surgirá así la figura del creador comprometido, que deja a un lado las fantasías históricas para reflejar el mundo real y cercano, aunque para ello tenga que dejar a un lado los beneficios de los reconocimientos oficiales.
